Son las 17 horas y a las puertas del Colegio Público Cervantes de Sant Antonihace un calor de morirse. De pronto, suena la voz del mago Albert: «Se abren las puertas para el Club Supergarrits. Por favor, que la gente que vaya a entrar cierre la puerta. Aquí en el patio del colegio tenemos el aire acondicionado puesto». Es imposible resistirse a entrar.

Al principio con cierta timidez, poco después con gran entusiasmo, los niños se lanzan a dar brincos a los tres castillos hinchables. Una manguera trata de hacer más llevaderas las altas temperaturas. Como novedad de la décima edición hay un cuarto hinchable que cuenta con una barra que gira y los niños deben (si quieren) esquivar. Lo llaman 'El barrendero' y promete «mucha diversión».

El patio, a la solana, se encuentra un poco vacío antes de que comiencen las clases de zumba. La mayoría de asistentes disfrutan de la sombra de los árboles que hay en la zona del taller de pintacaras. En él, hay una gran cola de pequeños ansiosos por convertirse en algún personaje o animal. Los aspectos más aclamados son el de Spiderman para los chicos y el de unicornio para las chicas.

A las 18 horas y ya con mucho público, Lidia sube al escenario para animar el ambiente con una sesión de «zumba familiar» que desafía al calor. En los descansos entre canciones, Albert da la cuenta atrás para que los pequeños se lancen los polvos de colores de la fiesta Holy, que pringan suelo y asistentes por igual.

Después de las clases de zumba y con la última tirada de polvos de colores, comienza la muy esperada fiesta de la espuma. Los más pequeños se zambullen en ella y alguno llega incluso a asustarse por haber tragado un poco. Los gritos de felicidad de los pequeños consiguen sacar una sonrisa a los numerosos padres que también van pringados de colores y espuma. Para acabar, todos comen pizzas en familia. La totalidad de los beneficios del bar, suministrado por el Ayuntamiento, son destinados a Apneef.