El tránsito de centenares de personas por las dunas no es inocuo, como tampoco lo es la moda de apilar piedras: «Quienes practican el cruising llegan a abrir una cantidad enorme de caminos. En es Trenc es brutal. En es Cavallet, el sistema es más estrecho y, quizás por ello, es aún más delicado, pues la concentración de personas es mayor. Esa actividad de encuentros da lugar a la compactación, a la fragmentación?», advierte el geólogo Xisco Roig.

Y como los encuentros continúan acabada la temporada estival, «el sistema no se llega a recuperar. En invierno, cuando incide el viento, las dunas siguen sufriendo la presión esporádica de los encuentros sexuales, de manera que se sigue compactando el terreno».