El Consell debe buscar una alternativa al tratamiento de los residuos que se generan en las Pitiusas porque la capacidad del vertedero se agota. Antoni Roig, gerente de la Unión Temporal de Empresas Giref, concesionaria de la explotación de Ca na Putxa, estima que al único basurero de la isla le quedan «entre ocho y 10 años» de vida útil. «Depende de la evolución de las toneladas de residuos que entren, pero quedan entre ocho y 10 años», estima.

Al no haber una planta de triaje y de tratamiento de materia orgánica, actualmente, en contra de lo que determina la normativa europea y estatal sobre gestión de residuos, toda la basura que llega a Ca na Putxa, sin una selección previa (que permita recuperar la materia orgánica, por ejemplo), acaba enterrada en las celdas habilitadas.

Las obras de construcción de la nueva planta de triaje ya se han iniciado y se espera que estén acabadas en septiembre de 2020. Sin embargo, el cambio de modelo de gestión de los residuos que se aplicará con la nueva instalación no varía la vida útil que, según Roig, le queda al vertedero. «No queda demasiado tiempo», avisa.

Reducción a la mitad

Cuando la planta de triaje y tratamiento de materia orgánica entre en funcionamiento se reducirá «a la mitad, aproximadamente», según Roig, el volumen de residuos que se entierran en Ca na Putxa. Las fracciones de material reciclable (el que se lanza a los contenedores de color amarillo, azul y verde) no llegan a Ca na Putxa, sino que, desde la planta de transferencia, se envían a la Península.

En el vertedero se deposita sólo la basura que se tira en los contenedores grises, aunque con la nueva planta se tratará de recuperar la parte de los residuos que no hayan sido reciclados en origen. La materia orgánica se eliminará a través de un proceso de biometanización.

En el momento en que se ponga en marcha la planta de triaje, se instalará en la calle un contenedor más para recoger la materia orgánica. En Ca na Putxa se hará una segunda criba de los envases y plásticos (este material, según sus características, tiene tratamientos distintos). La selección previa de la basura que llegue a Ca na Putxa se hará con un sistema mecanizado y, según Antoni Roig, «se estudia si se puede incorporar un robot de última generación».

El gerente de la UTE Giref indica que es «fundamental» que la Administración busque ya una alternativa. «Hay que afrontarlo», agrega. Cuando la UTE Giref asumió la gestión del vertedero, en agosto de 2003, adecuó las instalaciones del vertedero (se impermeabilizó para cumplir la legalidad) para que tuviera una vida útil de 25 años.

Roig asegura que, técnicamente, el vertedero de Ca na Putxa se podría ampliar cuando se agote su capacidad actual, pero también cabe la posibilidad de que «se tomen otras decisiones», como trasladar los residuos fuera de la isla para su incineración. «Hay soluciones técnicas que deberá decidir la Administración y el nuevo plan director de residuos», indica el gerente de la concesionaria.

¿Una planta provisional?

La UTE Giref no descarta todavía la posibilidad de que se construya un planta de triaje provisional para adaptarse a la normativa mientras no se cuente con la definitiva. El plazo para poner en marcha esta instalación transitoria sería de siete meses, según el proyecto que se ha presentado en el Consell. De todos modos, Roig reconoce que «una podría retrasar la otra» y que, por ello, «lo ideal sería esperar a contar con la definitiva».

Las obras de la planta provisional consistirían en levantar una nave (en la zona donde se prevé, en el proyecto de la definitiva, ubicar un edificio de oficinas y una explanada con una balsa y un aparcamiento) e instalar parte de la maquinaria que se utilizará para la selección de los residuos que llegan a Ca na Putxa. El sobrecoste sería el de la nave y algunos elementos auxiliares porque la maquinaria para seleccionar la basura es la misma que se instalaría en la definitiva.

La decisión de si finalmente se construye o no dependerá de cómo evolucionen las obras de la planta definitiva, explica el gerente de la concesionaria, aunque la decisión corresponde al Consell. Precisamente, Roig indica que un informe del Consell apunta que «el coste económico» de la planta provisional «no compensa». Así lo confirma, además, el conseller de Medio Ambiente, Gonzalo Juan. Por el momento, continúa su tramitación ante la Comisión de Medio Ambiente de les Illes Balears.

El órgano ambiental de la Comunitat Autònoma ha requerido a la UTE Giref para que modifique el proyecto de la planta provisional e incorpore también el tratamiento de la materia orgánica, inicialmente no previsto. «Todo se puede intentar, y lo probaremos. Seguiremos buscando una solución. Hay que evaluar el coste y compararlo con lo que supondría llevarla fuera de la isla», responde.