La conselleria balear de Medio Ambiente niega que los vertidos de aguas fecales en las fincas agrícolas del Prat d´en Fita, en el Parque Natural de ses Salines, hayan afectado a los estanques de sa Sal Rossa ni a las especies que habitan en este medio. El informe elaborado por la consultora Duna Baleares, por encargo de un grupo de propietarios afectados por la fuga de aguas residuales, apunta, en cambio, que la contaminación de fecales habría llegado hasta esta zona húmeda del espacio protegido, «afectando al ecosistema y especialmente a las aves acuáticas».

El estudio, que se basa en los análisis de siete muestras de agua y dos de suelo del entorno afectado (ninguna de los estanques) por la fuga de fecales del pasado 17 de agosto, cuando se produjo una fuerte tromba de agua (más de 50 litros por metro cuadrado en una hora), concluye que los vertidos, que se repiten desde hace años, suponen «un grave problema crónico de salud pública».

El informe indica que, aparte de los 300.000 metros cuadrados de campos de cultivo contaminados, por «las informaciones proporcionadas por los afectados, también se habría producido un rebose en algunas zonas del tramo del colector que transcurre bajo el torrente de Ca na Parra, de forma que el agua que circulaba por dicho cauce también contenía una alta contaminación fecal». «De esta forma la contaminación habría llegado a inundar también los campos localizados aguas abajo de la carretera [de ses Salines] y habría afectado a la zona húmeda de sa Sal Rossa». La superficie de la zona húmeda afectada en los estanques se estima en 170.000 metros cuadrados.

Para justificar que el vertido habría llegado hasta sa Sal Rossa, el estudio incluye una fotografía del drenaje transversal del torrente de Ca na Parra que pasa por debajo la carretera para conducir el agua de lluvia hacia la zona húmeda protegida. Este drenaje, destaca, se encuentra «muy próximo» a los pozos de registro del colector por los que se produjo el vertido de fecales. «Puesto que toda esta zona quedó anegada con agua contaminadas, las fecales llegaron hasta la zona húmeda de sa Sal Rossa», dice.

Sin embargo, una portavoz de la conselleria de Medio Ambiente asegura que los técnicos del Parque Natural han comprobado que los vertidos no han afectado a esta área húmeda.

Investigación del colector

El Ayuntamiento ha asumido la responsabilidad de los vertidos tras constatar que el problema de las fugas se debe a que cuando llueve, en algún tramo del colector, entran las aguas pluviales, lo que provoca un incremento «extraordinario» del caudal que la depuradora no puede asumir de golpe y saltan los pozos de registro.

Por ello, se ha encargado una investigación de la canalización, con cámaras, para hallar por dónde se introduce el agua de lluvia. La red de aguas fecales está separada de la de pluviales. El alcalde, Josep Marí Ribas, asegura que desde que se puso en marcha la autovía los vertidos se producen con «más virulencia», por lo que tampoco descarta que haya «una conexión o fallo» que provoque el aumento del caudal del colector cuando llueve.