Después de que el Ayuntamiento se hiciera cargo a principios de año de la retirada de hasta 59 toneladas de residuos y de la desratización del lugar, los vecinos del edificio okupa de es Viver vuelven a denunciar el estado de insalubridad que presenta, invadido por los residuos y en cuyas proximidades aparecen «ratas como conejos». Por su parte, el Ayuntamiento confía en que la nueva dirección de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb,) el «banco malo» de España, «dé mayores facilidades para resolver la situación del edificio».

Precisamente, el estado de degradación de este bloque se agrava por el limbo en el que se encuentra, ya que formalmente es propiedad de una inmobiliaria que abandonó el proyecto fallido. Sin embargo, la garantía del préstamo hipotecario sí que es propiedad de la Sareb, que pedía 2,5 millones de euros por la compra del edificio. Por ello, la campaña de limpieza subsidiaria que emprendió el Ayuntamiento por motivos de salud pública se limitó a «las zonas abiertas del edificio» y al aparcamiento, ya que no podía acceder al resto «sin autorización judicial».

A pesar de esas actuaciones llevadas a cabo a principios de año, que supusieron una inversión de 20.672 euros, un grupo de vecinos se ha puesto en contacto con este diario para advertir de que la basura se sigue acumulando junto al edificio. Además, advierten de que han vuelto a aparecer los roedores en la zona, a pesar de las campañas de desratización que también se emprendieron en su momento.

Degradación

La degradación que sufre el entorno del edificio se ha visto agravada con el apogeo de la temporada turística, ya que todas las infraviviendas habilitadas en su interior se encuentran habitadas en este momento. Ayer mismo se podían observar varias mangueras colgando desde un lateral del edificio para captar agua de la red municipal. Una de ellas servía a una señora de acento brasileño para limpiar una terraza del tercer piso, junto a las paredes que estaban destinadas a albergar uno de los áticos.

En el resto de pisos y en la planta baja se han improvisado puertas y ventanas con cualquier material y en buena parte de ellas cuelga ropa. Un marroquí de mediana edad que llegaba al mediodía con una bolsa de la compra aseguraba que hay unas 60 personas viviendo allí en verano. Explica que la mayoría son compatriotas suyos que sólo pasan la temporada en Ibiza por trabajo, aunque también se encuentran familias con niños.

«Yo vengo a ver unos amigos, tengo la suerte de que tengo trabajo fijo y la empresa me facilita una casa», explica antes de adentrarse en el edificio desde la calle sin asfaltar que también da acceso a un grupo de chalés.

Los vecinos también han denunciado que, además de los trabajadores de temporada, en el bloque se encuentran okupas de un perfil más problemático, con adicciones y que acostumbran a lanzar la basura desde las ventanas.

El Ayuntamiento de Ibiza señaló ayer que no ha recibido estas denuncias a través de su línea verde, pero anunció que se volverá a llevar a cabo una campaña de desratización en la zona.