Al igual que otros sectores, la agricultura también se está resintiendo de los altibajos que sufre la temporada turística y algunos profesionales, como Toni Planells de Can Sastre, calculan que su facturación ha podido descender en un 15% durante el mes de julio con respecto al año pasado. No obstante, la gran mayoría de la producción del campo ibicenco, hasta el 95%, está enfocada de cara al verano para aprovechar el aumento exponencial de la clientela, según detalla el presidente de la cooperativa AgroIbiza, Joan Marí.

«Como está diciendo todo el mundo, está siendo una temporada muy rara con unos altibajos que no se producían en años anteriores, ya que los pedidos a principio de semana son muy flojos y, a partir del jueves, tenemos una avalancha de trabajo», explica Marí. En esta época, buena parte de la producción que pasa por la nave de la cooperativa se reparte entre cadenas hoteleras o mayoristas, además del comercio local tradicional.

«Hace dos años ya empezamos a notar que el trabajo se iba concentrando de cara al fin de semana», recuerda Marí, «pero este verano ha ido a más». Esta tendencia también les crea un problema de cara a preparar sus pedidos, ya que «unos días estás demasiado relajado y otros demasiado estresado». «Aunque la facturación de julio ha sido prácticamente la misma que el año pasado, se trabaja mal así», admite el presidente de AgroIbiza.

En la nave de esta cooperativa, al mediodía los operarios amontonan las cajas de frutas de temporada como sandía, melón o melocotón, mientras que las hortalizas más abundantes son los pimientos, berenjenas, pepinos calabacines y, sobre todo, los tomates, a los que suelen dedicar la jornada de la tarde para clasificarlos en categorías -ensalada y canario, principalmente-. Actualmente, registran una media de entre siete y ocho toneladas diarias, pero de manera muy desigual, ya que «los días buenos son unas diez o 12 y, los flojos, cuatro o cinco», explica el gerente de AgroIbiza, Pep Mayans.

«Ahora estamos preparando los pedidos que nos han entrado por la mañana y que repartiremos al día siguiente, porque en el mismo día es imposible, aunque lo intentamos», indica Mayans. De esta manera, «preparamos el producto para repartirlo en función de la previsión de ventas, pero hay días que no se cumplen y otros en que se desborda», añade Marí.

El mismo problema lo está sufriendo Toni Planells en su finca de Can Sastre, una de las principales explotaciones en la isla de lechuga, de la que produce unas ocho toneladas semanales, y sandía, de la que recoge hasta 20 toneladas a la semana. Abastece, principalmente, a grandes supermercados, de manera que concentra su trabajo el lunes, para reponer las existencias tras el fin de semana, así como a partir del jueves. «El martes y el miércoles ha bajado muchísimo el trabajo», se resigna.

«No es lo mismo ir recogiendo poco a poco el producto que va haciendo falta para el día que recoger casi toda la producción en dos días, porque si no se pierde». «Con la llegada de agosto, la temporada ha arrancado , pero hasta ahora ha sido bastante flojita», advierte Planells.