El 'Harmonya' reposa desde hace ya más de una semana a pocos metros de la orilla de la playa de es Caló des Moro, en Sant Antoni. El barco, de veinte metros de eslora, se incendió el pasado lunes 16 de julio afectando también a otro velero fondeado junto a él. Desde entonces, la pequeña playa de la localidad permanece cerrada al público y sin fecha de reapertura, lo que está provocando un sensible descenso en el negocio de los comercios de la zona. El suceso ha provocado que turistas y residentes hayan dejado de acudir, lo que ha acarreado pérdidas de hasta el 50% del negocio en gran parte de los establecimientos cercanos.

«El día del incendio abrí a las tres de la tarde y ese día las pérdidas rondaron el 60 o el 70%, pero bueno, pensé que sería ese día, porque acababa de pasar. Ese día abrí tarde porque la calle estaba llena de humo y no se podía ir a la playa», explica Ana Prats, propietaria de una tienda . Sin embargo, diez días después, «seguimos vendiendo la mitad de lo habitual en estas fechas », lamenta Prats. «La playa da mucha vida a todo el barrio, antes del suceso, a partir del mediodía la playa ya está llena y después, durante la puesta de sol, incluso hacían falta dos vendedores en la tienda. En cambio, desde el incendio no hay trabajo, se venden cero artículos de playa y cero bocadillos, esta semana ni siquiera he hecho pedido», explica indignada la empresaria. Y continúa: «¿Pero a quién le reclamas eso, al del seguro del barco? Quiero pensar que el dueño lo quiere sacar de aquí y que las cosas de palacio van despacio. Intento ser positiva, pero lo veo muy crudo», explica resignada.

Otro de los propietarios de un restaurante de la zona, que prefiere no dar su nombre, tuvo que cerrar el local el mismo día del suceso y coincide con los demás en que actualmente no están haciendo «ni la mitad de la caja que antes». «Vine corriendo aquella mañana porque pensaba que se estaba incendiando el bar», rememora, y continúa: «Estuve dos horas, servimos algunos desayunos, pero se llenó todo de ceniza y a las 11 tuve que cerrar y hasta las 7 de la tarde no volví a abrir».

Una temporada muy mala

Una temporada muy mala

«Ya estábamos teniendo una mala temporada y lo del barco es la guinda del pastel, hemos pasado de tener veinte mesas a mediodía a tener tres. Si no es para venir a ver la puesta de sol o a la playa para qué van a venir aquí», reflexiona este comerciante. «Yo creo que se pasan la pelota, el Ayuntamiento a Costas, Costas al seguro del barco, y el seguro al dueño», concluye molesto.

Ana Margarita Medina, otra de las empresarias de la zona, está enfadada: «Nosotros sólo trabajamos cinco meses y tenemos un montón de gastos durante todo el año, estoy deseando que venga alguien y se lleve una colchoneta, pero ¿para ir adónde?», se pregunta .

Los comerciantes se reunieron el pasado jueves en uno de los locales para recoger firmas con el objetivo de ponerse de acuerdo para presentar una demanda y que los responsables de retirar el barco lo hagan lo antes posible. Ya han hablado con más de un abogado y han creado un grupo de Whatsapp para organizarse. Aseguran que no han recibido ningún tipo de información por parte del Ayuntamiento de Sant Antoni que les indique cómo evoluciona la situación y que les dé una pista de cuándo van a llevarse la embarcación.

Muchos de ellos sienten que les están «dando largas». «Hablas con uno y te dice una cosa, vas a otro y te dice otra, aquí nadie nos ha informado, ni el Ayuntamiento, ni Capitanía Marítima, ni el Govern», sentencia Prats. «Sé que ellos no tienen la culpa, pero la playa es del pueblo y la gente del pueblo no puede disfrutarla», finaliza.

Desde el Ayuntamiento de Sant Antoni explican que, según les comunicó Capitanía Marítima, estaba previsto que el reflotamiento de la embarcación se realizara ayer por la mañana, sin embargo, a última hora del miércoles les informaron de que el remolcador no había podido salir de su puerto base, situado a doce horas de Ibiza, en la costa levantina