La torre de Can Curt es una de las muchas fortificaciones rurales que se construyeron en Ibiza entre los siglos XV y XVIII para proteger a los habitantes del campo de los ataques y los saqueos de piratas, turcos y corsarios. De la historia de ésta y otras torres prediales de defensa habló ayer con detalle el periodista Pep Ribas, Pep Hereva, en la charla que ofreció junto con la consellera balear de Cultura, Fanny Tur, en el centro cultural de Can Curt.

El arquitecto Joan Josep Serra Rodríguez, autor del libro 'Fortificacions rurals a l'illa d'Eivissa. Les torres de refugi predials', contabilizó en su inventario setenta torres prediales en la isla. Muchas de ellas todavía se conservan «enteras», formando ahora parte de viviendas, y de otras, sólo quedan las ruinas. La mayoría de los asentamientos rurales fortificados con torre del quartó de Portmany se encuentran en los alrededores de la parroquia de Sant Agustí, en las véndes de Benimussa y es Vedrans.

Una de las que todavía se conserva en pie en el Puig des Vedrà, es la torre de Can Curt o de Ca s'Estudiant, ubicada frente a la iglesia de Sant Agustí. No se conoce la fecha de construcción pero se sabe que ya estaba levantada en el siglo XVII. En aquellos tiempos y hasta el XVIII en esta fortificación buscaban refugio los habitantes de las casas de Can Curt, Can Berri, Ca s'Estudiant, Can Mariano y Can Pere Guerxo. Allí se escondían cuando avistaban la llegada de piratas en busca de bienes y comestibles que robar y pageses que secuestrar para venderlos como esclavos.

Según recuerda la familia que fue propietaria de Can Curt, tras perder su función defensiva, la torre, que se comunica con la casa por lo que era antiguamente la cocina, tuvo varias funciones, entre ellas, almacén de algorrabas.

Las reformas

Pep Ribas aseguró que a principios del siglo XX el estado de la torre era «deplorable», como se pudo comprobar en unas fotogrofías de la construcción realizadas en los años 30.

A finales de los años 50 los que entonces eran dueños de Can Curt decidieron restaurar la torre, que posteriormente pasaría a manos de una familia alemana que la acabó vendiendo al Ayuntamiento de Sant Josep. «Es una de las pocas torres de defensa que no están en manos privadas», afirmó Pep Ribas, antes de recordar que la última «intervención» de mantenimiento que el Consistorio hizo fue hace 20 años.

En la actualidad la construcción, de diseño circular y dos plantas, «tiene algunas grietas verticales preocupantes», advirtió el periodista.

Sin noticias de la museización

Pep Ribas propuso que el proyecto para museizar la torre de Can Curt que el actual alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet, anunció en 2015 en campaña electoral, debería contemplar la restauración de la torre. De la sugerencia tomó buena nota el primer edil, presente en la charla, aunque como él mismo reconoció, el Ayuntamiento todavía no ha dado ningún paso para hacer realidad la museización.

Precisamente en su intervención, Fanny Tur subrayó la importancia de conservar el patrimonio y puso a Sant Agustí como ejemplo. Habló también de la historia de su templo y de los múltiples conflictos que generó su construcción, finalizada en 1819.