El PP ha dicho basta y ha decidido cortar de forma definitiva la hemorragia del Ayuntamiento de Ibiza que estaba causando el descrédito de todo el partido. El presidente del PP balear, José Ramón Bauzá, aterrizó ayer en la isla con sus lugartenientes después de la rebelión del equipo de gobierno en Can Botino para zanjar de una vez la crisis de Vila.

Después de casi cuatro horas de reunión de la dirección del partido, Bauzá anunció al filo de la una de la madrugada junto al presidente insular, Vicent Serra, la decisión «unánime» del comité de dirección de forzar la dimisión de la alcaldesa, Pilar Marí; del teniente de alcalde, Juan Mayans, y de los concejales Alejandro Marí y Rai Prats. Todos ellos salieron de la sede del PP pasada la medianoche sin hacer declaraciones (Pilar Marí se limitó a decir que había ido «bien») después de haber firmado su dimisión y la cesión del acta de concejal. El partido no abrirá expedientes disciplinarios.

Así, al margen de los dos concejales del PREF (Miryam Valladolid e Ignacio Rodrigo) solo quedan en el equipo de gobierno la independiente Mar Sánchez y el popular Constantino Larroda. Recientemente, Juan Daura cesó sus funciones en el equipo de gobierno comprometiéndose, eso sí, a cumplir la disciplina de voto del PP. Bauzá explicó que ahora contactará con los siguientes de la lista electoral (María Fajarnés, Eirikur Casadesús, Virginia Marí, Eladio Merino, Juan Flores, Salvador Gallego, ...) para intentar ocupar los puestos que dejan los dimisionarios.

Dificultad para cubrir los puestos

El presidente regional reconoció la dificultad de cubrir las cuatro vacantes e indicó que cabe la posibilidad de que no sea posible. Acto seguido, el PP decidirá «si presenta candidatura o renuncia a la alcaldía», según Bauzá, quien, en todo caso, dio a entender reiteradamente que se entregará el gobierno de Vila a la oposición (PSOE-Pacte y ExC suman nueve concejales, por lo que con casi toda seguridad recuperarán la alcaldía). «El PP no mantendrá el gobierno a cualquier precio. Gobernar no significa solo ocupar la silla», dijo repetidas veces.

El también presidente del Govern arrancó sus explicaciones pidiendo «perdón a todos los ciudadanos». «La política solo se puede entender como vocación de servicio para dar solución a los problemas de los ciudadanos y lo que se ha estado haciendo [en Vila] en los últimos tiempos ha sido lo contrario: crear problemas innecesarios a ciudadanos que ya tienen bastantes con el día a día». «Prefiero perder la alcaldía, pero ganar la confianza de los ciudadanos», dijo.

Por su parte y con semblante muy serio, el presidente insular, Vicent Serra, explicó que la rebelión de Can Botino, después de que el comité de dirección, la directiva insular y la Junta Local de Vila aprobaran el martes que Rai Prats fuera el candidato a suceder a Pilar Marí, no se podía tolerar, y que como las medidas que se iban a adoptar podían suponer «la pérdida de la alcaldía», convocó a Bauzá para que la decisión fuera «conjunta».

Bauzá abundó en que los ciudadanos de Vila «no merecen» personas que «no asumen sus responsabilidades y generan problemas». Al ser preguntado sobre si en los próximos 10 meses el PP facilitará el gobierno de la izquierda, que está en minoría, el presidente regional respondió que «no se puede trabajar con hipótesis» e insistió en que «no hay ningún problema en renunciar y dar paso a otra formación», y que «por supuesto» el PP «hará lo mejor para los ciudadanos, gobierne quien gobierne».

Asimismo, sobre el coste electoral de la crisis de Vila, Bauzá dijo que no le preocupa en absoluto. Si fuera así, dijo, no se hubiese adoptado la drástica decisión de anoche y se hubiera mantenido la alcaldía de Vila «a toda costa».

Además, el presidente regional restó importancia al escándalo de los mensajes de móvil y dijo que no ha condicionado las medidas adoptadas anoche. «Las decisiones no se adoptan en función de WhatsApps, sino de la responsabilidad hacia los ciudadanos», recalcó.