El jurado popular, compuesto por nueve personas, declaró ayer a Paulo César Martins Baptista culpable de homicidio doloso por la muerte de su excompañero de trabajo en el hotel Ushuaïa de Platja d´en Bossa Abel Ureña, al que golpeó dos veces la medianoche del 19 de agosto de 2011. Después de escuchar el veredicto, la fiscal rebajó su petición inicial de condena de 15 años de prisión a nueve años, 11 meses y 21 días.

Además, consideró que la empresa para la que trabajaba Baptista es responsable civil subsidiaria, por lo que debe indemnizar junto al acusado con 80.000 euros a la familia de la víctima. El jurado ha tenido en cuenta la atenuante simple de la reparación parcial del daño, puesto que Baptista ha pagado ya 12.000 euros.

La acusación particular (los familiares de la víctima) se adhirió a esta petición pero solicitó un año más de cárcel, porque Baptista consiguió el trabajo de vigilante de seguridad en el Ushuaïa con una identidad falsa, José Pereira Sousa, como también ha considerado probado el jurado. El abogado defensor pidió una condena de dos años y medio.

La segunda atenuante, muy cualificada, es que Baptista actuó en un arrebato, obcecado por su profunda aversión a las drogas. Ha quedado probado que Ureña estaba pasando cocaína a una clienta por encargo de su novia, lo que provocó en el vigilante «un estado anímico de bloqueo de conciencia y deterioro casi con plenitud de su comportamiento».

Entre los 20 puntos del veredicto (algunos se acordaron por unanimidad y otros por mayoría) destaca que el jurado detalla que Baptista, un hombre muy corpulento, era consciente de la desigualdad física existente entre los dos cuando asestó un puñetazo a Ureña, y que tenía conocimientos de boxeo. El jurado considera probado que el exportero sabía que el golpe podía dejar inconsciente al camarero y que podría ser mortal. En el vídeo de las cámaras de seguridad queda patente que actuó con agresividad.

Por último, el jurado explicó que después de que acabase la fiesta y a pesar de que el hotel Ushuaïa ya estaba cerrado, Baptista siguió trabajando. Luego, se fue a su casa y recibió una llamada de la Guardia Civil, pero no acudió al cuartel como le ordenaron. Al día siguiente, se fugó.

En abril del año pasado Baptista fue condenado a seis meses de prisión por otra agresión ocurrida el 28 de junio de 2011, dos meses antes de la de Ureña, cuando pegó un puñetazo en la cara, también en el Ushuaïa, a un hombre que le fue a pedir trabajo de portero. Además, después de ser detenido en Holanda, se supo que estaba prófugo de la Justicia lusa y que tiene pendiente de cumplir una condena de seis años de cárcel en su país natal (Portugal) por su pertenencia a la Mafia da Noite, una organización mafiosa de extorsión, trata de blancas y evasión fiscal en locales de ocio nocturno de Lisboa. Baptista tiene 35 años y lleva más de dos en prisión , desde que fue extraditado de Holanda a finales de 2011 tras su detención en Alkmaar, una ciudad situada a 42 kilómetros de Amsterdam.