Siete años después de coger las riendas del Fomento del Turismo José Tur Olmo parece cansado. Su visión del turismo no ha cambiado (amabilidad, buen servicio, calidad...) y está convencido de que Ibiza tiene futuro. No obstante, insiste en la necesidad de dejar la promoción a los profesionales y, como cuando llegó a la presidencia, sigue exigiendo el traspaso de la promoción. Fecundo en anécdotas, hasta noviembre, cuando deje el cargo, tiene tiempo de reunir todavía alguna más.

José Tur Olmo es incapaz de hilvanar una respuesta sin sazonarla con varias historias. Una vez en materia, el presidente del Fomento del Turismo se convierte en un ser vehemente cuando habla de la necesidad de cuidar la isla, proteger el entorno y de dejar el turismo a los profesionales. Su balance de seis años al frente de esta institución podría ser más jugoso si la cautela no cerrara parcialmente su boca.

— Hace casi seis años concedió su primera entrevista un año después de acceder al cargo. ¿Qué ha cambiado en el turismo desde entonces?

— Se ha degradado.

— ¿En qué sentido?

— En el tipo de clientela, por ejemplo. Pero hay que tener en cuenta que en Ibiza tenemos dos tipos de turistas: el baratero y el caro, en el que se enmarca el que siempre he defendido, aunque creo por los resultados que no con excesiva vehemencia: el náutico. En la isla se quejan este verano los restaurantes baratos, que no han hecho dinero. Pero los sitios de calidad siempre están llenos.

— Me está diciendo que hay sobreoferta y, además, de mala calidad.

— Solo sé que en los locales buenos siempre hay gente...

— Ta vez las administraciones permiten la apertura de demasiados negocios...

— Ése es otro tema, y muy interesante, por cierto.

— (…)

— Pero también es cierto que no todos los turistas buscan calidad. Los hay que van a lo barato.

— ¿Ha aumentado el turismo de baja calidad en estos años?

— Sí, desde que entraron las [compañías aéreas de bajo coste] low cost.

— Pero también es cierto que permiten traer a más clientes.

— Sí, sí, es cierto. Pero un empresario de Sant Antoni me comentaba que este año había tenido un seis o un siete por ciento más de gente. Pero con menos dinero. Resultado: ha tenido un once o un doce por ciento menos de beneficio.

— Será una de las consecuencias del cambio del turismo.

— Evidente. La gente deberá amoldarse porque se acabaron las contrataciones como se hacían antes.

— Se acabaron las garantías.

— Sí. Antes tenías la ocupación garantizada en junio, julio, agosto y parte de septiembre.

— ¿Está reaccionando a tiempo el empresario ibicenco ante estos cambios?

— Le diré una cosa: afortunadamente muchos de los hijos de estos empresarios son ahora universitarios. Y han estudiado y han visto mundo, aunque también defienden el beneficio de la empresa. Pero así como el padre no cambiaba cortinas y prefería enviarlas a la lavandería, ahora es diferente.

— ¿Debemos olvidarnos de la desestacionalización?

— Siempre pregunto lo mismo sobre este tema: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? Pregúntese cómo llega la gente a la isla. Si no tenemos buenas comunicaciones aéreas... El otro día vine en un avión de Air Berlín a Mallorca lleno de gente, cuyo equipaje eran bolsas...

— Parece que se esté mordiendo la lengua. Le queda poco al frente del Fomento; ¿no cree que es el momento de tirar de la manta de una vez?

— No, no (rompe a reír y se recuesta en el sillón). Una vez estuve en Suiza en un campo de golf en plena nieve. Y si esa gente, que no tiene ni nuestra naturaleza ni nuestro clima, puede tener esa oferta, ¿por qué nosotros no? En la isla hacen falta dos o tres campos de golf. Tampoco quiero veinte, pero solo hace falta controlar la oferta. Es como el techo de población, que debería controlarse, llegar a un consenso para saber hasta dónde queremos llegar...

— Pero pocos políticos se plantean políticas a largo plazo...

— Nunca. Pero a lo mejor porque no ha interesado...

— ¿Por qué?

— Puede que por disciplina de partido, por respetarse unos a otros... Aquí solo hablamos mal de los mallorquines y ellos, mientras, van haciendo poco a poco... ¡Y nosotros en la cola! No creo que sea la manera de hacer las cosas. En Mallorca se unen y en Ibiza eso no es posible.

— Hablando de Mallorca, también en su primera entrevista advertía de la importancia de su competencia ¡y pedía el traspaso de las competencias en promoción turística!

— ¿Por qué no hacemos nosotros nuestra promoción? La promoción debe ser consensuada y los ayuntamientos y los hoteleros deben preguntarse dónde hay que hacerla y por qué motivos...

— ¿Está criticando el intervencionismo de los políticos?

— Sí, siempre. Deberíamos tener las competencias en promoción. Pero ahora dicen que no las dan porque deben venir bien dotadas económicamente... ¿Cuándo lo estarán, dentro de veinte años? Dan ganas de reír. Es igual que el puerto de Ibiza, que es un escándalo cómo está. ¿Ha visto el nuevo muelle que están haciendo en Palma? ¿Por qué aquí no? Supongo que en Mallorca también habrá ecologistas que defiendan el territorio... No lo entiendo.

— Pero el equilibrio entre la protección del entorno y el desarrollo es complicado.

— Hay que preservar el territorio, de lo contrario solo ofreceremos cemento y hierro. Una isla como Ibiza, que es una maravilla, debe protegerse. Y aún puede salvarse quitando algunas de las barbaridades que se han hecho...

— ¿Cómo hacerlo?

— Haciendo una ley consensuada, no como este PTE (Plan Territorial de Insular de Ibiza), y sentarse con los propietarios... No sé, que se pueda construir... Lo que hemos dicho al principio, con el techo de población controlado... No hace falta construir más hoteles pero los que hay sí deben tener más categoría.

— Bueno, por partes. No se ha hecho esponjamiento, para empezar.

— Claro, claro, eso es fundamental...

— Y tenemos hoteles de cinco estrellas ahora, por fin, décadas después...

— Con la mala pata de que tienen que cerrar porque no hay comunicaciones aéreas en invierno. Por ejemplo, Ryanair viene cuando le resulta rentable, solo en verano.

— ¿Cómo romper la dinámica y potenciar el turismo invernal?

— (Piensa durante unos momentos). Me sentaría con las patronales y si tiene que ser durante ocho días seguidos, pues se hace. Porque hay que primar los intereses generales de la isla, no los particulares de unos cuantos. Lo que hagamos ahora será lo que dejaremos a nuestros hijos.

— En turismo siempre ha primado el interés particular...

— Casi siempre, lamentablemente.

— ¿Cómo ha sido su relación con los diferentes partidos que han gobernado en Ibiza?

— Entente cordiale, así ha sido normalmente.

— Me temo que sigue callando cosas porque el poder tiene el dinero...

— ¡Muchísimas cosas, sí! No podemos morder la mano que nos da de comer...

— Pero se va del Fomento...

— (Ríe de nuevo). Ya morderé, ya. No sé, hay muchas cosas que no puedo comprender. Quizás por la formación. Yo tuve la suerte de estudiar y de viajar. Y la gran suerte de inaugurar hoteles con un presidente sensacional como Pep Meliá. Era un empresario a la antigua usanza.

— Está reclamado más formación a los políticos.

— Sí, es necesario.

— También dijo en otra entrevista que quien sabía de turismo era el sector. Y que los políticos siempre acaban de llegar. ¿Lo mantiene?

— Sí, desde luego. Muchas veces no tienen ni idea. Y no lo digo yo solo, también el pueblo y los empresarios.

— ¿Está unido el sector hotelero?

— Hay desunión. ¿Mucha? No, pero también muchas opiniones diferentes.

— ¿El Fomento del Turismo tiene futuro?

— Así como está, no. (Frunce el ceño). Desaparecerá.

— ¿Este Consell le ha dado la puntilla?

— Casi, pero todo comenzó con el PP (con Pere Palau en la presidencia). Entonces se nos quitaron muchas cosas de promoción y como crearon una fundación [para la promoción turística] tenían que darle trabajo. Y el Consell nuevo, que dicen que saben mucho de turismo, nutrió a esta fundación de más gente.

— ¿Qué pasó exactamente?

— Incumplieron una promesa con el programa ´Un hivern a Ibiza´. En Palma, la entonces consellera de Turismo, Joana Barceló, después de agradecerme el apoyo y el asesoramiento que a veces le brindo, me dijo, personalmente, que el programa lo haríamos nosotros, pero que en 2011 ya se vería. Aquí querían que lo hiciera la Fundación. Empecé a moverme y a preparar cosas y un día me llaman del Consell y me dicen que lo haría la Fundación. Nunca me he mordido la lengua y, delante de Xico Tarrés, le dije a Joana Barceló: ´habéis firmado la sentencia de muerte del Fomento del Turismo´. Entonces me prometieron el mismo dinero, que eso no era así, que debíamos hablar... En fin, que ´Un hivern a Ibiza´ no se hizo no sé por qué y al final, la perjudicada fue Ibiza. Pero podía estar dos días hablando de lo que le han hecho al Fomento...

— ¿Qué falla en la promoción?

— Ibiza es un destino complicado. Piense que en la isla todos llevamos un rey en el bolsillo, y eso lo complica todo. Ya no soy hotelero y puedo criticar sin miedo. Se deberían sentar en una mesa y negociar. Hay que machacar los mercados que flaquean o los nuevos. Y, repito, no debemos poner delante de los generales los intereses privados. Ibiza siempre por delante. Y la oferta complementaria saldrá ganando si viene gente, aunque puede que haya demasiada oferta de este tipo.

— Se intentan potenciar otras ofertas más allá del sol y playa. ¿Qué opina por ejemplo del clúster musical?

— Nosotros estamos hablando, junto a la Cámara de Comercio, con los responsables del Festival Internacional de Cine, y hay que saber dónde te embarcas y dónde vas. Porque para estas cosas hace falta mucho dinero.

— Se potencia más el palacio de congresos de Mallorca que el de Santa Eulària, que por cierto no está acabado. Y Mallorca ha creado también un festival de cine. Extraño, ¿no cree?

— Siempre pasa lo mismo. No sabemos hacer bien las cosas. Hay respeto político...

— No le entiendo.

— Me refiero a los políticos de aquí con respecto a los que mandan en Mallorca. He dicho muchas veces que hace falta un [Antonio] Marí Calbet [ex presidente del Consell con el PP] porque pegaba un puñetazo en la mesa cuando era necesario. Y eso que de Mallorca no puedo hablar mal, porque siempre he salido de esa isla ganando cosas para Ibiza. Menos últimamente, eso sí, porque los fomentos están desapareciendo. En Mallorca, que tiene 108 años...Tiene tanta historia... Y desaparecerá.

— ¿No se ha quedado obsoleto el Fomento del Turismo?

— Lo han dejado obsoleto. Y tenemos la suerte de que tenemos socios y cadenas hoteleras que nos aguantan. Y lo digo con orgullo, porque si al final del año, por ejemplo, tenemos problemas para cuadrar las cuentas, las cuatros cadenas importantes de la islas lo solucionan.

— ¿Se ha dado cuenta la patronal de que hay que mejorar los hoteles?

— No del todo. No en servicio y amabilidad, en servir por la derecha y retirar por la izquierda... Esas cosas se hacen en pocos sitios ya. En pocos hoteles se enseña, y eso que las escuelas de hostelería hacen un gran trabajo. Hay hoteles de cuatro y cinco estrellas que están haciendo un esfuerzo, pero la mayoría no mejora.

— ¿Ha cambiado la imagen de Ibiza en el exterior en todos estos años?

— No. Estuvimos a punto de la pifia total cuando se promocionó la isla con el nombre de Ibiza. En Suiza me llegaron a preguntar si le habíamos cambiado el nombre a la isla, si eso era fácil de hacer en España. Fue un tremendo error político. Hay que cuidar la cultura, pero la promoción es otra cosa.

— ¿Qué tres cosas se llevaría a Ibiza de otros tantos destinos?

— En primer lugar, la conservación de las playas de Jamaica. Después, la amabilidad de los restaurantes de países emergentes en los últimos años como Croacia. La tercera cosa (piensa un momento)... Tal vez me traería de Eslovenia la disciplina de la gente y el cuidado del entorno. Pero hay que educar a la gente.

— Lo que había en Ibiza hace cuarenta años...

— ¡Exacto, se ha perdido educación, limpieza y amabilidad!

— ¿Qué pasa con el turismo cultural?

— La museización de Dalt Vila que ha hecho el Ayuntamiento de Ibiza es magnífica. Pero en su conjunto, hay que promocionar más la cultura. No solo fuera, sino también en los hoteles. Vivimos del turismo y la gente no lo tiene interiorizado.

— ¿Puede explicarme qué hacen tantos políticos en una feria de turismo?

— Lo he comentado tantas veces... La foto, se hacen la foto. ¡Pero es que van todos, los que gobiernan y la oposición! ¿Quién paga esos viajes? Admiro a los políticos que saben afrontar una rueda de prensa y que se reúnen con los profesionales. Pero a los que van de comparsa no los entiendo en absoluto (…) Faltan profesionales, lo he dicho mil veces.

— ¿Qué le gustaría que cambiara en el sector turístico antes de irse del Fomento?

— (Reflexiona unos segundos). Que hubiese una gran unión del sector para la promoción pero, sobre todo, entre los políticos, tanto de la derecha como de la izquierda. Que se olviden un poco de sus electores y que piensen en Ibiza, Ibiza y Ibiza. Estoy con Xico Tarrés cuando dijo que esta isla es una joya y que entre todos tenemos que cuidarla.

— ¿Cómo definiría, en pocas palabras, sus casi siete años al frente de esta organización?

— Intentaré ser directo: creo que he hecho todo lo que he podido y sabido y más. Y debo recordar que no me han pagado ni me han presionado para hacerlo.

— ¿Qué le diría a su sucesor?

— Lo primero, que quiera a Ibiza. Por encima de todo. Que sea partidario de proteger los intereses de la isla y no los particulares.

— ¿Tantas presiones tienen?

— Usted está en un periódico y sabe que el político lo que busca es salir en la foto...

— ¿Por cierto, ya sabe quién será el nuevo presidente?

— No, no. Es difícil, porque conmigo tuvieron mucha suerte y no por mis conocimientos. Estaba jubilado y tenía mucho tiempo libre. Renuncié a proyectos periodísticos porque al Fomento del Turismo debes dedicarte a tiempo completo.

— ¿Repetirá de nuevo?

— No. No tengo fuerzas para enfrentarme a cosas que no veo normales en la promoción turística.

— ¿Qué cosas?

— No sé. Las veo a diario. Dinero que se gasta en cosas que a lo mejor no son las más necesarias y que se podía invertir en promoción...

— Vamos, que no puede influir y no le apetece estar de ´florero´.

— ¡Exacto! Si me quedo es para decidir y hacer cosas...

— Y los políticos ya no dejan decidir al Fomento del Turismo...

— No, sólo nos piden consejo, pero después, alegando motivos de política de marketing han hecho lo que les ha parecido.

—Ahora, con tanto tiempo libre, ¿tiene algún hobby inconfesable al que vaya a dedicarse?

— (Ríe, ahora más relajado). Confesable, muy confesable. Hay dos revistas que me esperan para que escriba y que las dejé por el Fomento. Intentaré escribir todo lo que pueda, también en la prensa local, claro.

—Y viajar...

—Desde luego. Enseña más viajar que quedarse en casa... Conozco 164 países, que se dice rápido, y tengo cientos de anécdotas.