Opinión | Para empezar

Incondicional de Eivissa Medieval

Me encanta Eivissa Medieval. Desde el primer año, el 2000, cuando se organizó para celebrar la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, y para atraer a la gente a Dalt Vila. Era un barrio muy desconocido para la propia población, aunque ahora nos parezca increíble, y lograr que miles de ibicencos callejearan por el casco antiguo, lo descubrieran y admiraran, y que Dalt Vila recobrara vida y trasiego por unos días, fue un logro emocionante. Fue la mejor forma de que los residentes en la isla sintiéramos orgullo de nuestro patrimonio, lo valoráramos como la maravilla que es y lo conociéramos mejor. 

Entonces las ferias medievales aún no eran tan comunes como ahora, cuando se han convertido en atractivos turísticos en pueblos y ciudades de toda España. Pero la de Eivissa es única, porque el recinto amurallado de Dalt Vila es extraordinario, el primero abaluartado que se construyó y que sirvió de modelo para otros muchos: fue punto de referencia de la ingeniería militar renacentista. Aún recuerdo el reportaje que hice hace 25 años, unos meses antes de que la Unesco aprobara la candidatura de Eivissa: más de 80 expertos internacionales en fortificaciones abaluartadas (de medio centenar de países) participaron en un congreso en la isla, organizado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), y alucinaban al recorrer la muralla de Dalt Vila. Verla a través de sus ojos extasiados, mientras paseábamos por la ciudadela, fue uno de los momentos más fascinantes que me ha regalado este oficio. Es una buena ocasión para recuperar algunas de sus declaraciones:

«Es un catálogo completo, un repertorio de la arquitectura y la ingeniería militar de mediados del siglo XVI que servirá como base para el posterior desarrollo de estas fortificaciones a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Me cautivó desde que llegué», me explicó el arquitecto restaurador de Cartagena de Indias Rodolfo Ulloa.  

«Hay muy pocos recintos originales y completos como éste en el mundo, y además éste es el más antiguo y se conserva prácticamente intacto», subrayó por su parte el arquitecto Javier Galván. 

Esto es lo que celebra la feria medieval: el carácter excepcional de nuestro patrimonio.

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