Mamá, quiero ser una princesa

Laura M. Expósito

Laura M. Expósito

¡Carnaval, carnaval! Estos días en los que las normas sociales se desdibujan, los roles de género son desafiados de manera encantadora y en los que todos, mayores y pequeños, podemos ser lo que queramos sin restricciones impuestas por estereotipos. Siempre me ha encantado disfrazarme. Desde pequeña. Y de cualquier cosa. Me gusta el Carnaval y si no lo es, pues me invento una fiesta temática para disfrazarme y que todos me sigan el juego. Este es el primer Carnaval en el que mi peque está eligiendo disfraces. Esta semana, después de ver un espectáculo musical de Frozen, me pidió ser una princesa. Es maravilloso ver cómo los niños y niñas eligen qué ponerse sin preocuparse por las expectativas de género. Niñas con la cara verde y músculos sobrepuestos, como Hulk, o niños con mallas negras y antenitas porque les gusta la abeja Maya. ¡Adoro esta naturalidad y esta manera de elegir su identidad en un entorno sin prejuicios! Dejemos volar la imaginación de nuestros peques, dejemos que jueguen y se vistan como quieran, en carnaval o en su día a día. Porque darles esta libertad no significa nada más. No demos importancia a lo que no la tiene. Que un niño de dos años quiera ser una princesa no va a definir su orientación sexual. Y quien piense lo contrario, que se lo haga mirar.

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