Zorra, zorra y más que zorra

Matías Vallés

Matías Vallés

Si un artículo anodino como este hubiera incluido hace un mes la palabra ‘zorra’, la única discusión sería el número de años de cárcel que el fiscal debería exigir a su autor. Hoy mismo, gracias a la Eurovisión postChiquilicuatre, todo texto que no incluya un sonoro ‘ZORRA’ con mayúsculas resulta sospechoso de falta de compromiso con la liberación sexual o como se diga. Dos certámenes atrás se presentó al mismo festival una reivindicación abierta de los sugar daddies prostituyentes, la nueva Madonna reclama la condición zorruna, acertar con la reivindicación de turno equivale a sortear un campo minado.

El secreto consiste en envolver la transgresión de un tufo patriótico, porque los presentadores de la gala en la televisión estatal pregonan que «vamos a ir a Suecia zorreando». Lo confirman esgrimiendo una ‘Barbie zorra’, imprescindible para las niñas. A partir de ahora, una persona que sugiere que «preferiría que no me llamaras zorra», puede ser acusada de filoterrorismo por los jueces especializados en la materia. Los raperos condenados por la virulencia de su lenguaje se equivocaron al enfundarse en un pesimismo de cantautor, debieron resaltar que su objetivo era el engrandecimiento y el ensanchamiento de las fronteras de su país de zorras.

Los zorrastrones escépticos sobre los logros creativos de la era digital deben rendirse ante las innovaciones de Eurovisión, la gran coartada. La liberación a través de la telebasura es un invento casi medieval, porque Dario Fo concibió ‘Canzonissima’ en los años sesenta como instrumento para la disolución de clases mediante un entretenimiento inevitable para todos los bolsillos, un precedente de la actual Europrostitución.

Ni siquiera se repara en que el título grandilocuente oculta una vulgar canción melódica años sesenta de dudosa calidad interpretativa. Cualquier consideración estética desaparece ante el alarido de una rival de la ganadora, «va a ser increíble ver a toda Europa gritando ‘Zorra’». Lo proclamarán mirando al otro lado de los Pirineos, para resaltar la identificación nacional. Es una zorra española, cazi ná.

Suscríbete para seguir leyendo