En corto

Madrid se lleva con él a España

En la entrega del premio «Emilio Barbón» de 2004 a la ciudad de Madrid (tras sufrir el golpe terrible de las bombas del 11M), me atreví a señalar que, más allá de capital de España o de «villa y corte», Madrid era nación, ciudad-Estado por más señas. Pensaba entonces, sobre todo, en el pueblo-pueblo de Madrid y su capacidad de reacción solidaria. Pero en buen nacionalismo el paso decisivo hacia la independencia lo ha encabezado siempre una alianza de la burguesía local y la plebe castiza. La sospecha de que Madrid, vestido con los colores más vivos de España, haya dado ya el paso de declararse independiente, provisto de un libreto político propio, radical y de indudable éxito, es inevitable. Todo esto no sería mayor problema en un Estado plurinacional si no fuera porque Madrid, en su furor nacionalista, se cree España, la hace suya y nos la quita a los que no salmodiamos el libreto.

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