Una red para evitar abusos a menores

Cristina Martín Vega

Cristina Martín Vega

Marisina Marí conoce muy bien hasta dónde puede llegar la maldad de algunos hombres, capaces de romper en pedazos a niños, niñas, adolescentes. A esas víctimas de abusos sexuales o malos tratos con los que su Fundación Conciencia trabaja en Ibiza: medio centenar de casos activos. Una cifra espeluznante que solo es la punta del iceberg del infierno oculto en el que viven estos menores, a merced de sus maltratadores y abusadores. Pero estos críos van al colegio, al instituto, al médico; están en contacto con familias de amigos o compañeros, con vecinos. Con personas que tienen dos opciones, ante signos que podrían hacer saltar las alarmas: mirar hacia otro lado y pensar «no es mi problema» o intervenir, de la forma que sea. La primera es irresponsable y cómplice; la segunda es vital para estas víctimas indefensas. Marisina Marí y el otro pilar de Conciencia, Alba Pau, hacen un llamamiento a los profesionales para que ayuden a detectar los casos, se impliquen en los procedimientos y contribuyan a acabar con este horror. También recuerdan que la única psicóloga forense de los juzgados está saturada por la cantidad de trabajo que tiene, lo que retrasa los informes necesarios para que avancen los casos y perjudica enormemente a los pequeños, y eso no puede ser. Como tampoco que el nuevo y gran edificio de los juzgados todavía no tenga una ‘sala amable’ para atender a estas víctimas tan vulnerables. Ya es hora de solucionar estos dos problemas, que se arrastran desde hace demasiados años.

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