Para empezar

Tan libre como una lechuga

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Me acerqué convencido de que me fulminaría con la mirada. Pero no. ¿Tiene cinco minutos? Pues claro, respondió sonriente hace nueve años en el Palacio de Congresos de Santa Eulària, donde lo encontré inesperadamente. Se alargaron a 10 porque tras empezar a contar su experiencia con la ayahuasca (participaba en el Congreso Mundial de esa droga), acabó su primera frase de la siguiente manera: «No sé si hablarte de esto, porque son cosas que en cinco minutos se trivializan». Que sean 10 entonces, quedamos. Afable, cordial, cada frase que salía por la boca de Fernando Sánchez Dragó era perfecta (normalmente hay que corregirlas porque nos expresamos fatal al hablar) y, además de contar anécdotas interesantes, contenía magníficos titulares. Era un gran escritor e intelectual, pero también sabía lo que era el periodismo y lo necesitados que estamos de gente como él, locuaz e inteligente: «Hay que liberalizar las drogas como están liberalizadas las lechugas. Quiénes son los políticos para meterse en nuestra vida privada. Tomar o no una sustancia, ya sea un vaso de vino o fumarse un cigarrillo o echar un polvo es algo privado que no se puede legislar», soltó de una sentada. Vistas las listas electorales ibicencas invitaría a muchos de sus aburridos componentes a seguir la senda lisérgica vital de Dragó, pues seguro que sus vidas y las nuestras serían más amenas los próximos cuatro años.

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