Poesía, árbol y síndrome de Down

Carmen Martínez-Fortún

Carmen Martínez-Fortún

Ignoro qué organismos establecen los días mundiales de las cosas, pero resulta que el 21 de marzo era el día de la poesía, de lo cual me alegré pues es mucho mejor que la vida sea poesía, aunque poesía seas tú que no que sea un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia y que no significa nada.

Compadezco de verdad a quien nunca ha escrito un poema pues más que nunca sigue siendo milagro y necesidad en este mundo de tecnología y acero. Mixtura de terapia, desahogo, creatividad, imaginación, sensibilidad, humanismo y arte, ya el del genio, ya el del artesano, búsqueda de la belleza y verdad, sean lo que sean, eternidad y esfuerzo es la poesía.

Si no escribirla, al menos leerla a diario debería ser actividad obligatoria a todas las edades. Ni un día sin un «quien lo probó lo sabe» o «sus nidos a colgar». Para esta amante de las palabras la poesía conforma las demás artes y está en la vida toda a poco que se la busque. Con números y con figuras geométricas escribiremos poesías si se nos antoja, con lomos de libros y con caracolas marinas. Y hay tanta poesía en una fachada de Notre Dame como en el ciprés de Silos.

Así que sería maravilloso que los líderes políticos dedicaran unos minutos al día a escribir poemas antes de lanzarse a la vorágine que los devora o les empuja a devorarse entre sí.

Además, amigo lector, el 21 era también el día del árbol de lo que me enteré ya cómodamente sentada en el sofá intentando eludir por el momento la nada poética moción de censura, y llámenme indocumentada aunque no masoquista.

Poesía y árbol están tan próximas que no hay más que deletrear con fruición encina, cedro, arce, glicina, baobab, haya o eucalipto para percibirlo.

Y como el año tiene solo 365 días y la realidad es infinita, también el 21 de marzo es el día del Síndrome de Down. Jornada justa y necesaria para hacer visibles a estas personas entrañables que poseen tres cromosomas en el par 21 y que nos enseñan cada día que palabras como capacidades diferentes, sensibilidad especial, aceptación y amor son pura poesía.

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