Premis cor

Miguel Ángel Riera

Me siento delante del ordenador y pienso en los niños que, con sus familias del Centro Betania de Cáritas, hoy pasan un día de convivencia en San Lorenzo. Pienso en tantas familias que día a día se acercan a este centro socioeducativo que tiene Cáritas en Cas Serres para ayudar, facilitar la integración en el barrio a tantas familias y jóvenes que se benefician del sencillo trabajo de voluntarios y profesionales, pero poniendo mucho corazón, poniendo el estilo de Cáritas. Me viene a la memoria la mañana del viernes cuando en el Hotel Royal Plaza, Cáritas entregó los Premis Cor, por segundo año consecutivo. Una manera sencilla, al estilo de esta institución de Iglesia, de agradecer a las empresas que colaboran dando empleo a personas vulnerables que vienen, en un primer momento, a buscar alimentos y acaban con un empleo que dignifica su vida.

Cáritas necesita de todo el tejido social para poder reinsertar personas, para poder ayudar a la gente a salir de su vulnerabilidad. Personas que por su historia personal se encuentran momentáneamente en situaciones muy frágiles y que necesitan a alguien que, con corazón, les ilumine en su salida. Cáritas necesita empresas, que con corazón, faciliten el acceder a un empleo digno, remunerado, en condiciones y con unas circunstancias que dignifiquen la vida de los trabajadores. Necesita de voluntarios que ayuden a no dejar de poner el corazón en la labor de integrar a las personas que llegan en búsqueda de una nueva oportunidad, que colaboren en la tarea técnica de los que forman la gran familia de Cáritas.

Como comentó nuestro obispo en la entrega de premios, «dar la caña para que pesquen y no solo darles pescado para que coman». Dar a la gente lo que necesita para que puedan salir de su situación precaria con un trabajo digno. Pero sin olvidar que en nuestras islas esta realidad pasa también por el problema de la vivienda. Necesitamos de todo el entramado social para que el sueño de tantas personas deje de ser una ilusión; que la Administración ponga todo su empeño y sus posibilidades jurídicas para construir y legalizar alquileres abusivos; que construya más vivienda social, que pongan en el mercado viviendas de grandes tenedores. Y necesitamos que los pequeños propietarios, nuestros vecinos, faciliten el alquiler digno. Que no veamos al otro como un mero individuo con el que se puede especular, sino como una persona que necesita de nuestra ayuda.

Los premios son obra de los estudiantes de la Escola d’Art, un corazón que con el juego de espejos dejan ver el logo de Cáritas, los cuatro corazones unidos por la cruz. Entre todos somos capaces y debemos ser capaces de dar una respuesta, con corazón, a las situaciones que están provocando tanta pobreza entre los nuestros.

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