Vandalismo en el ‘parking’ de Can Misses

Cristina Martín Vega

Cristina Martín Vega

Dejar el coche el ‘parking’ de Can Misses para llevar a los niños al colegio, ir a comprar o a hacer gestiones en Ibiza, irse de viaje o porque está al lado de casa y me viene fenomenal es un acto vandálico. Seguramente estas personas se consideran respetables ciudadanos o ciudadanas, y tuercen el gesto al observar pintadas en las paredes o destrozos en el mobiliario urbano, o la inmundicia acumulada tras un botellón nocturno. Pero ellos son igual de vándalos, o peores: están ocupando el aparcamiento de un hospital y quitando plazas a quienes acuden a una consulta o a cuidar a sus familiares ingresados. A enfermos con problemas de movilidad, que apenas pueden andar. Estos vecinos vándalos llenan el aparcamiento y obligan a quienes necesitan ir al hospital a dejar el coche lejos, a caminar bajo la lluvia o el sol inclemente del verano, a perder el tiempo buscando parking. Algunos acompañantes deben elegir entre dejar a los enfermos en el hospital solos mientras buscan aparcamiento o que tengan que andar. Can Misses debería buscar de una vez la forma de impedir este mal uso del parking, un problema que se produce (y se denuncia) desde que se convirtió en gratuito, pero que la gerencia del hospital ignora inexplicablemente, como si no fuera con ellos. Mientras, los vándalos siguen haciendo de las suyas cada día y fastidiando con su falta de sensibilidad y empatía a sus vecinos enfermos.

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