Objetos parlantes no identificados

Rita Vallès i Serra

Rita Vallès i Serra

Mientras en Estados Unidos andan a la caza del ovni y estamos todos en un sinvivir por si alienígenas como los de’ Mars Attacks!’ nos fulminan uno a uno con su pistola de rayos, esta semana he visto y oído cosas de opnis (objetos parlantes no identificados) que me hacen desear la abducción por la vía rápida. He escuchado a una edil mallorquina de Més proponer habilitar contenedores marítimos (como los de las pelis de narcotraficantes) como pisos. La idea ni siquiera es suya, pero igualmente da vergüenza ajena. Que dé ejemplo y se mude ella primero a una caja metálica. He visto a un vicepresidente del Consell hacer el ridículo más espantoso en un vídeo en que se mostraba exultante con los «nuevos» autobuses del Consell, sabiendo que no lo eran (y que luego intentó hacer desaparecer). He contemplado atónita cómo una vez más, un sheriff de pacotilla que hace lo que le da la gana en Porroig con fondeos ilegales y en Cala Tarida se enfrenta a la policía como si la única autoridad de Sant Josep fuera él. He leído horrorizada que un violador ha sido excarcelado tras ver reducida su condena y que otro también la ha visto rebajada por la ley del ‘solo sí es sí’, el error de Podemos que pagan las víctimas y que ellos olvidan con opíparos almuerzos en el Ritz. He escuchado a un catedrático ibicenco de Derecho Penal quitar importancia a esas reducciones: «Suelen ser de uno o dos años como máximo, ¿de verdad que eso va a provocar que en la calle haya más peligro de sufrir atentados sexuales que antes?», sentenció con la misma empatía hacia las mujeres violadas que mostraría una ameba.

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