La mafia sin balas

Xescu Prats

Xescu Prats

Leo con fruición y asombro creciente, según avanzo por la doble página, la entrevista publicada el pasado domingo en estas mismas páginas a la que fuera exarquitecta municipal de Sant Josep, Isabel Martínez León, durante los últimos coletazos de la Administración franquista. Esta mujer, que está a punto de recibir la medalla de oro del municipio por el papel desempeñado en aquella época, impidió junto al alcalde de entonces, Pep Tur Serra, Coques, que se construyeran 20.000 plazas hoteleras en ses Salines y se desarrollaran otros grandes proyectos urbanísticos que habrían devaluado más paisajes.

Entre pregunta y pregunta del periodista Joan Lluís Ferrer, Martínez León revela la colección de corruptelas, presiones y amenazas que tuvo que soportar en su momento por oponerse a los desmadres que entonces estaban a la orden del día, y cómo las grandes empresas de la época contaban con resortes en todas las estructuras de poder para presionar hasta el infinito y lograr sus objetivos.

Obviamente, es imprescindible analizar cada historia desde todos los ángulos y escuchar a las partes implicadas para que no se queden matices en el tintero. Sin embargo, en esta urdimbre queda reflejada con nitidez la crudeza con que los poderosos de entonces, en parte los mismos de ahora, a pesar de que ha transcurrido casi medio siglo, lograban sus objetivos por encima de la ley y los funcionarios públicos.

A la exarquitecta municipal le costó el puesto e idéntica suerte corrió el exalcalde, fallecido en 2019, que además tuvo que soportar un calvario judicial por oponerse al proyecto de urbanización de ses Salines, del que finalmente salió absuelto. Buena parte de la trama es conocida por la gente que en la época residía en Sant Josep, incluidos ciertos detalles escabrosos. Sin embargo, la entrevista incorpora un elemento ignorado hasta ahora, que quedaba bien destacado en el titular: «Despidieron a mi padre por oponerme a proyectos ilegales».

Según revela Martínez León, su progenitor trabajaba para los hoteles de alguien que ella prefiere no mencionar y fue destituido de un día para otro, a consecuencia de su negativa a informar favorablemente sobre algún proyecto urbanístico polémico. En Ibiza, y más concretamente en el municipio de Sant Josep, se han vivido auténticos escándalos de corrupción en materia de obras y licencias. Pero el caso de esta antigua empleada municipal incorpora este sustancioso ingrediente, del que se habla poco, a pesar de seguir utilizándose con regularidad y constituir una pieza fundamental en el engranaje de influencias y tejemanejes que aún caracteriza a esta isla: la colocación de familiares de funcionarios importantes en compañías del sector privado, que tienen o pueden tener intereses específicos relacionados con las competencias administrativas del funcionario en cuestión.

Al padre de la exarquitecta de Sant Josep le dieron boleto de los hoteles en los que trabajaba porque ella no se plegó a las presiones e intentos de soborno. La conducta habitual, sin embargo, suele ser a la inversa; mucho más en positivo. Desembarcan en la isla funcionarios de la Administración judicial, policial, municipal, etcétera, y a sus parejas o hijos comienzan a llegarles ofertas de trabajos de empresas con un amplio abanico de intereses.

Es una forma de ejercer influencia sobre dichas personas y probablemente, la mayor parte de las veces, no haga falta más. Esta estrategia empresarial, asi-mismo, viene de antiguo. Antaño, cuando en Ibiza realmente todo el mundo se conocía, esta política era habitual y seguir la madeja incluso resultaba sencillo. Hoy, con una población que se ha duplicado en pocas décadas, resulta mucho más laborioso descifrar de qué manera se mueven las fichas en el tablero; cuáles son las causas que provocan ciertos desenlaces.

El objetivo, en todo caso, consiste en disponer de gente que te adeude favores en todas las Administraciones donde se toman decisiones que afectan a tu negocio, capacidad de crecimiento, proyectos de futuro… Muy probablemente, este ovillo invisible provoque la aceleración de determinados expedientes, la resolución de conflictos burocráticos y otras cuestiones que, aunque atenten contra la ética, no producen conflictos morales dramáticos en sus protagonistas. En otras ocasiones, incluso puede que logren resultados incluso más valiosos.

El favor siempre ha ejercido como una poderosa moneda de cambio que, a me-nudo, ni tan siquiera requiere de órdenes tajantes o presiones, sino que basta con la sugerencia. El receptor del favor ya procurará tener contento a quien proporciona trabajo a un ser allegado. Y de pronto, las carpetas que estaban debajo del montón suben arriba, y lo que habría tardado años en solucionarse se resuelve en meses.

Podríamos denominarlo mafia sin balas, pero mafia al fin y al cabo.

@xescuprats

Suscríbete para seguir leyendo