Editorial

Oncología, en situación crítica en Ibiza

Editorial

Editorial

La situación del servicio de Oncología del Hospital Can Misses es crítica. Hay que remontarse a 2010 para encontrar otro momento tan complicado en la atención a los pacientes. Lo admite el propio jefe del departamento, Carlos Rodríguez, en una entrevista publicada ayer en este diario. Y lo peor es que es pesimista y no confía en que pueda mejorar, puesto que todas las circunstancias son adversas para conseguir contratar a más especialistas.

Por una parte, en toda España hay una preocupante carencia de oncólogos, y por otra, las características de Ibiza la hacen un destino muy poco atractivo, por la carestía de la vida -mucho más cara que en cualquier otro lugar del país- y la sobrecarga laboral, que obliga a los especialistas a dedicarse exclusivamente a la atención a los pacientes y les impide formarse y crecer profesionalmente, algo que por otra parte también es más difícil en un hospital pequeño como el de Ibiza. El resultado es que la plantilla, que debería estar formada por cinco oncólogos, tiene sólo a dos, y una lleva más de un mes de baja.

La situación es desalentadora para los dos especialistas que quedan y para los pacientes, entre los que cunde la inquietud (añadida a la que ya les produce la enfermedad) y el desconcierto ante la falta de estabilidad en un servicio tan importante como es Oncología.

El desplazamiento de especialistas de hospitales de Palma a Ibiza es una solución de emergencia para una situación límite, una medida que se planteó en principio como provisional ante la imposibilidad de cubrir las vacantes en Can Misses, pero que todo apunta que se prolongará mucho más de lo previsto y de lo recomendable. No obstante, el refuerzo con oncólogos de Mallorca se debe mantener hasta que se complete la plantilla del departamento en Can Misses, que no puede funcionar de forma adecuada con sólo dos especialistas, y mucho menos con uno, como en la actualidad.

La falta de profesionales provoca un efecto en cadena, pues los que se quedan deben asumir mucha más presión asistencial, una sobrecarga laboral que acaba provocando su marcha a otro hospital, con lo que cada vez la espiral es más complicada de revertir. Tampoco se pueden ofrecer mejores condiciones laborales (es decir, menos consultas y más posibilidad de formación en una especialidad en la que se producen continuos avances) cuando la plantilla no está completa, de modo que Ibiza no puede competir con otros hospitales a la hora de atraer a los pocos oncólogos que hay.

La inestabilidad y las vacantes del servicio de Oncología son en estos momentos el problema más grave que tiene que resolver la sanidad pública en las Pitiusas. La conselleria de Salud debe implicarse de forma decidida en la solución, que es completar la plantilla del servicio cuanto antes, buscando la forma de compensar esa desventaja que de por sí tiene Ibiza como destino para los especialistas frente a otros lugares del país. Las visitas de los oncólogos mallorquines «nos sacan del pozo», como afirma gráficamente el jefe del departamento de Can Misses. Pero no podemos seguir indefinidamente con este parche de emergencia, porque implica un deterioro en la calidad de la asistencia que reciben los pacientes, que asisten a un continuo baile de oncólogos que no están familiarizados con su historial (lo que les obliga a repetir una y otra vez los mismos detalles de su estado, sus temores recurrentes, su incertidumbre a especialistas cada vez distintos), mientras que los que están pendientes de revisiones ven con angustia cómo sus consultas se retrasan durante meses sin que sean citados.

Es urgente completar la plantilla de oncólogos y evitar que los dos que aún resisten en la isla, extenuados por la sobrecarga de trabajo y frustrados por la falta de soluciones, acaben marchándose también, dejando a la sanidad pública pitiusa en una situación mucho más grave aún.

DIARIO DE IBIZA