Para empezar

Muy siciliano todo en Sant Antoni

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Ya cuando se presentó, hace dos años, era evidente que el proyecto para acabar con las barreras arquitectónicas de Can Bonet nunca se haría, al menos en este mandato y con el PP. A aquella presentación no acudió ningún edil popular y más tarde, al ser llamado por esta redacción, el de ese barrio, Miguel Tur, ponía reparos (algo a lo que, por cierto, está acostumbrado que le pongan a él): "Lo apoyaremos si se va por el camino del consenso (…) Es complicado que el 100% de los propietarios estén de acuerdo". Enseñaba ahí el PP la patita, que ha vuelto a mostrar ahora para justificar por qué lo ha parado. Resulta que hay cuatro propietarios a los que da igual que no haya aceras y que a sus vecinos les atropelle un coche. Y el alcalde sabe quiénes son. A es nostros no se les toca. Es una máxima de ese partido en Sant Antoni, el más casposo de la isla, el que apenas ha evolucionado en las últimas décadas. ¿Expropiar? Jamás, y menos a los nuestros. Mientras otros municipios, como el ejemplar Santa Eulària, progresan adecuadamente desde hace dos décadas y sus pueblos son ahora más cómodos y modernos, el de Sant Antoni lleva 16 años en modo zombi. Can Bonet seguirá siendo ese barrio paupérrimo dejado de la mano del alcalde, pero donde no faltan ensaimadas y orelletes. Muy siciliano todo.

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