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Sánchez y la antipatria

Cada país tiene una dialéctica interna con unas líneas de fisura que a cada tanto parecen a punto de romperlo. En España la fractura es entre la patria y la que los patriotas llaman antipatria. En los últimos dos siglos la fisura solo ha provocado una rotura masiva de efectos catastróficos con la Guerra Civil y su larguísima secuela dictatorial, causando el resto del periodo movimientos sísmicos más o menos llevaderos pese a algunos aparatosos siniestros. Las líneas de fractura entre patria y «antipatria» son la ruptura social, la territorial y la de las costumbres y formas de vida. Desde la transición la función del PSOE en esa dialéctica consustancial a nuestra sociedad es ser un partido anfibio, capaz de mover la partida entre la patria y la antipatria, jugando cartas de un lado y de otro sin romper nunca la baraja y teniendo como medidor de éxito la permanencia en Moncloa.

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