Diario de Ibiza

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Desde la Mola

Valentín Villagrasa

32 de mayo

Han leído bien. Aunque para ustedes es el primero de junio. En Formentera, después de San Fernando, parece que estemos prolongando un mes de mayo que por lo que ha sucedido (enumerarlo sería un intento de psicopatía social) bien se puede comparar a aquel ‘Annus horribilis’ de la reina Isabel II de Gran Bretaña. Hoy las aguas siguen revueltas porque nos adentramos en ese ‘mes’ mágico donde, de verdad, comienza la temporada y seguimos con unas playas con algas (que no se recogen) sin hamacas o sombrillas para los que no las llevan de casa y sin chiringuitos donde poder tomarse un (eso sí caro) refresco con los pies mojados. Decidida la continuidad de los de ayer (por vía del contrato) quedan muchas dudas en el horizonte de este ‘32 de mayo’. ¿Estarán guardadas las viejas maderas del Pirata Bus, del Bartolito, etc; o serán ceniza después de pasar por algún crematorio de los fieles difuntos? ¿Hasta qué punto los ‘antiguos concesionarios’ quieren volver a sus puestos, en una situación de crisis laboral como la que se vive en la isla? ¿Se conformarán los ‘presuntos’ futuros concesionarios con esta decisión de la autoridad competente? Demasiadas incógnitas que resolver a corto (cortísimo) plazo en una isla que va llenándose de turistas clásicos.

Sin ir más lejos, causa admiración general, los grupos de señoras (de edades varias) que rompen con aquello de la ‘conciliación familiar’ y se toman unos días de descanso laboral y doméstico para disfrutar de alguna libertad recuperada o recuerdos de aquellos momentos donde Mike Jagger o Freddy Mercuri formaban parte de su ajuar… Mayo y principios de junio son ideales para estas escapadas de playa y amigas de ¡toda la vida’ (los hombres ni están, ni se les espera). Todo esto a punto del pistoletazo de salida de una temporada que se ‘presume’ (al final ya veremos) de cartel ‘completo’. No hace mucho comentábamos en tertulias de bar aquello de ‘vuelta a la normalidad’. Hoy se me antoja algo de futuro, como si lo otro (lo del covid) perteneciera a una prehistoria próxima. No sé si la normalidad era la de antes de la pandemia o el antes de un mayo que no acaba de marcharse y que se prolonga en unas incertidumbres que no parecen resolverse. Ahora toca dar respuesta, desde la Administración principalmente, a todas y cada una de las preguntas que están en el ambiente. Como dirían Tip y Coll en este caso: «La semana que viene hablamos de l’Estany del Peix». Vaya tela.

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