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Valles,-Rita

Para empezar

Rita Vallès i Serra

Lágrimas de oligarca ruso

«Es una injusticia», clamaba el magnate ruso del metal Alisher Usmanov, uno de los hombres más cercanos al tirano Putin, cuando esta semana se vio obligado a dejar su cargo como presidente de la Federación Internacional de Esgrima por las sanciones a su país. A Usmanov, Alemania le ha confiscado también su barquito, el mayor yate del mundo (cada oligarca ruso compite por ver quién lo tiene más grande). El ‘Dilbar’, de 156 metros de eslora y que le costó 600 millones de dólares, una minucia para este billonario, se lo hicieron a medida con todos los lujos imaginables. A Usmanov, como a otros magnates que están perdiendo sus juguetitos, ya sean barcos, cargos honoríficos o equipos de fútbol, no le parece una injusticia que su líder, al que tanto debe, esté masacrando a los ciudadanos de Ucrania, ni que amenace al mundo con una escalada nuclear, ni que sus aviones lancen bombas de racimo sobre las ciudades del país invadido. Tampoco le parece injusto que cerca de un millón de personas (mujeres y niños en su mayoría, puesto que los hombres jóvenes son obligados a quedarse para defender el país) hayan tenido que dejar su hogar y su vida atrás. La injusticia para él es que ya no puede ser presidente de esgrima y que le han confiscado su yate. Cuánto dolor.

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