Los iluminados de la rave de Platges de Comte dicen alimentarse con la energía que fluye de la isla y bailar para alcanzar el divino éxtasis de la unión con el espíritu cósmico. Para regocijarse en este estado de gracia neo hippie hay varios caminos, así que lo mismo podemos encontrarlos tumbados frente a es Vedrà, entrando en un trance metafísico a través de la vibración rítmica de gigantescos gong, que haciendo montoncitos de piedras en Atlantis o poniéndose ciegos de pastillas en una fiesta ilegal, en mitad de un paraje protegido. Según parece, los caminos del nirvana son inescrutables.

Sobre el papel, los adscritos a esta nueva corriente de espiritualidad zen únicamente entonan un mantra de buen rollo, energía positiva, comunión con la naturaleza y amor universal. Sin embargo, la fiesta desmantelada el pasado 25 de agosto por 40 guardias civiles y policías locales, acabó con 11 de estos efectivos heridos, 73 iluminados detenidos por atentado contra la autoridad y otros cargos, y dos de ellos también lesionados. La horda de supuestos pacifistas recibió a los agentes a pedradas y les amenazó, agredió e insultó armados con palos y barras de hierro.

La rave se anunció en las redes sociales como una 'fiesta libre', bajo dos lemas: 'somos gente de Ibiza' y otro tan poco espiritual que, traducido del inglés, añadía 'esta música no es tu puta industria'. Representa otra de las innumerables contradicciones que definen esta filosofía seudobudista de pacotilla, que conjuga la comunión con la naturaleza y el equilibrio energético con tomar a la fuerza un paraje protegido de alto valor ecológico, llenarlo de gente y hacer negocio haciendo que el alcohol y las drogas corran a mansalva.

En Comte se concentraron cientos de iluminados, múltiples autocaravanas, camiones tuneados como viviendas y varios perros de razas peligrosas, sueltos y sin bozal. Junto a los pinos instalaron un escenario, un potente equipo de sonido, un generador de gasoil y suficiente combustible enlatado como para crear un grave riesgo de incendio. Cuando la fiesta quedó desmantelada, el entorno de la torre d'en Rovira era un estercolero y fue necesaria la intervención de una brigada de limpieza para devolverlo a su estado original.

A diferencia de las rave de los noventa -que concluían pacíficamente al llegar la policía-, ahora todo el mundo tiene móvil y los vídeos de lo acontecido inundan medios digitales y redes sociales. En ellos, se observa cómo estos pacifistas de moral relajada amenazan a la policía, les lanzan objetos metálicos e incluso se erigen en expertos en derecho, exigiendo órdenes judiciales entre balbuceos etílicos. Buen trabajo por parte de las fuerzas de seguridad, que lograron dispersar a la marabunta con mucha paciencia, detener a los responsables „ni uno de Ibiza, al contrario de lo que decía el cartel, sino todos italianos„ y capturar a los perros peligrosos que les acompañaban. Sin embargo, también hay que subrayar que si la Policía Local hubiese intervenido al principio „había denuncias desde el viernes„, la fiesta no se habría salido de madre.

Es posible que estos sujetos de la rave sean los mismos que montan campamentos ilegales dejando bosques llenos de basura y okupan, con sus perros peligrosos, calas de pescadores. Allí convocan un botellón, ponen música a todo trapo, llenan la orilla de mierda y amedrentan a las familias de los varaderos, que han renunciado a su domingo de playa para no tener que soportar a esta caterva de maleducados y la impunidad con que actúan. También ellos son depredadores del territorio.

Tras la fiesta, el debate ha encendido las redes sociales. Pero que nadie se deje engañar. Una rave no es otra cosa que una fórmula de hacer negocio con este turisteo de autocaravana que viene unos meses a desbarrar. O bien se cobra entrada o bien se comercia a mansalva con alcohol y otras sustancias; o ambas cosas. Nadie organiza semejante berenjenal para confluir con la energía y meditar por la paz mundial. Las rave son un negocio más y con la de Comte se ha rebasado el límite. A partir de ahora, no se les debería pasar ni una.

Chirrían, sin embargo, las medallas que tras el desmantelamiento se han autoimpuesto algunas autoridades. Sobre todo porque se mantienen indiferentes ante otras muchas ilegalidades. Tan protegido es Comte como Tagomago y en este islote se han desarrollado fiestas con helicópteros que van y vienen con total impunidad. Eso por no hablar del abuso de innumerables establecimientos que, con una licencia de hotel o restaurante, se han erigido en discotecas al aire libre sin que nadie lo cuestione.

En cualquier caso y volviendo a los iluminados de marras, que no pretendan tomarnos por imbéciles justificando este business con discursos de energía y pacifismo. Sobre todo si, a la hora de la verdad, deciden alinearse los chacras a hostias.

P.D.: Moltes gràcies, Toni Roca. T'has passat. @xescuprats