Hay una viñeta de El Roto que guardo en la memoria y que ilustra a la perfección la situación que muchas mujeres de mi generación padecen. En la imagen, una señora mayor vestida de negro y con el pelo recogido en un moño bajo le dice a una joven que en sus tiempos tuvo que trabajar para sacar adelante a su familia. La joven le responde que en sus tiempos ni siquiera puede tener familia. Hoy es el día de la mujer trabajadora y no se me ocurre mejor tema del que hablar del de la conciliación laboral y familiar. Muchas mujeres han dedicado su vida a su profesión, al éxito laboral y cuando parece que ya han hecho todo lo que se esperaba de ellas se dan cuenta de que van a cumplir 40 y que el tiempo de tener una familia se les agota. Han primado sus carreras por encima de su instinto maternal y saben que cuando sean madres no va a ser fácil conciliar ambos papeles. Jornadas de trabajo maratonianas y poca comprensión por parte de las empresas a ser relegadas a un papel secundario en las vidas de sus trabajadoras. Las bajas de maternidad siguen siendo escuetas. Estamos a años luz de otros países. Afortunadamente, el aumento de la baja por paternidad empieza a equilibrar la balanza entre ambos sexos en la dura tarea de la crianza en los primeros meses hasta ahora relegada únicamente a la mujer.

Entonces entran los avances médicos para solucionarlo todo: fecundación in vitro o donación de ovocitos. Entre 1.000 y 8.000 euros por algo que la naturaleza ha dispuesto de forma natural para los 20 o 30 años. Las únicas beneficiadas del retraso de la maternidad son las clínicas de fertilidad. Ser madre es un lujo y una tarea más que heroica en la actualidad. Mientras tanto, los índices de natalidad están por los suelos y otros quieren solucionarlo prohibiendo el aborto. ¿No sería mejor facilitar las condiciones laborales de las mujeres con hijos? Y no hablo del cheque bebé. Hablo de horarios razonables o reducciones de jornada que no mermen los salarios para poder ser una madre trabajadora y feliz y no una heroína del siglo XXI, que para crear personajes de ficción ya está el cine.