Unos días después de que las llamas pusieran en evidencia las vergüenzas del sistema judicial pitiuso, de que acabaran con los sufrimientos de un edificio que era un paciente terminal, un buen amigo, que ha trabajado siempre en sus entrañas, me comentaba que la Justicia sigue adelante en Ibiza y Formentera gracias a los currantes: abogados, procuradores, jueces, decanato, agentes... El comentario venía a colación de una evidencia espantosa: poco importa que caiga el partido judicial pitiuso. ¿Acaso ha venido a la isla el ministro? Ni siquiera Antoni Terrasa, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Balears, que se ha limitado a dar una rueda de prensa desde Palma. En Madrid es posible que se haya comentado el caso, pero desde las islas tenemos la sensación de que hemos sido abandonados. Los juzgados se limitan ahora a ridículas mesas que son dignificadas por los funcionarios que las atienden. ¿Acaso no hay dinero para alquilar oficinas en el Cetis? ¿No es importante la Justicia, uno de los pilares de nuestro sistema democrático? La nueva sede tardará en abrirse al menos cinco o seis meses, siendo optimistas. Y hasta entonces en el Ministerio sólo preocupa que pase el tiempo para ahorrarse un dinerito. Ministro Grande-Marlaska, ¿sabe que en las Pitiusas no se imparte justicia? Se lo pregunto porque es su principal responsabilidad...