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El precio de la protección

Años después (así funciona nuestra Justicia) el Govern deberá hacer frente al pago de casi 600.000 euros por impedir la construcción del campo de golf en Cala d´Hort y un desarrollo urbanístico en es Codolar. Un precio ridículo, a todas luces, dada la importancia medioambiental y paisajística de estos entornos naturales. Aunque tardía, la Justicia suele ser eso, justa, y ajusta (cielos, qué bucle lingüístico) a la realidad las reclamaciones privadas ante decisiones que, gusten o no, benefician al colectivo, al interés general. ¿Cuánto costaría recuperar estas zonas, de haberse construido en ellas? ¿Cuánto cuesta tenerlas, disfrutarlas e incluso poder ´venderlas´ turísticamente? No hay dinero suficiente. Y eso es algo que debería marcarse a fuego en el subconsciente de nuestros gobernantes. Se está demostrando que las reclamaciones particulares, aunque justas (el derecho a la propiedad es uno de nuestros principios fundamentales), en estos casos no deben ser un obstáculo para preservar el patrimonio natural. Y lo digo por Benirràs, Roca Llisa o Punta Pedrera.

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