A pesar de no estar casi urbanizada, Cala Salada es una de las playas más visitadas y un lugar habitual de fondeo de yates. También encontraremos los tradicionales chamizos y casetas varadero en sus orillas.

Descripción

Se trata en realidad de dos pequeñas calas. La primera, la más concurrida, está formada por arenas de grano medio y color dorado. Es también la más grande (unos 80 x 25 metros) y la que posee mejor acceso.

La segunda, más pequeña (unos 35 x 20 metros) y conocida como Cala Saladeta, está al final de un senderillo que discurre junto al mar y desde ella se pueden disfrutar de las vistas de todo el conjunto.

Las dos están orientadas a Poniente, por lo que permiten disfrutar bellas puestas de sol, y también cuentan con vistas a la Illa sa Conillera, el mayor islote ibicenco y donde según las leyendas las brujas de Sant Antoni recogían las hierbas de sus conjuros.

Accesos

Se llega a estas calas desde la carretera de Sant Antoni a Santa Agnes (o Santa Inés). Pasados unos 2.500 metros hay que tomar un desvío a la izquierda que termina en una pronunciada bajada entre curvas hasta el mar.