Las aguas erosivas no han logrado suavizar el afilado perfil del alargado promontorio de Punta de sa Galera. Una diminuta calita de no más de 20 metros constituye uno de los rincones de Ibiza más vírgenes y cuyos fondos rocosos poseen todo aquello que se pueda soñar en la práctica del buceo.

Desde allí la puesta de sol transforma el paisaje en un baño de color anaranjado. Si llevas la cámara las imágenes serán de las mejores que puedas capturar en la isla.

Accesos

El último tramo de acceso discurre por duras pistas y caminos perdidos entre el denso pinar. Para acceder a la cala debemos tomar la carretera PM-812 que parte de las afueras de Sant Antoni en dirección a Santa Agnès y el Pla de Corona. Debemos dirigirnos a una pista hacia la izquierda una vez hayamos pasado la capilla de Santa Agnès.

La pista deja por unos momentos los campos de labranza y discurre entre pinos y fincas . Los últimos 100 metros antes de llegar a Punta Galera son peatonales.