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20 aniversario

Más de 250.000 buques con cargas peligrosas han navegado por Finisterre desde el Prestige

En las dos últimas décadas no se ha producido ningún vertido de petróleo en las costas españolas superior a las 1.000 toneladas | Entre 1965 y 2022 hubo trece, ocho en Galicia

El quimiquero ‘Blue Star’ encalló en la costa de Ares en noviembre de 2019. Carlos Pardellas

Si se busca en Google “vertidos de hidrocarburos” el primer resultado es una página web del Ministerio para la Transición Ecológica en la que aparece un mapa de la Península ibérica. En él están señalizados los mayores vertidos de petróleo provocados por accidentes marítimos en las costas españolas desde 1965. Son 13 puntos que corresponden con otras tantas catástrofes marítimas. Para aparecer en él tienen que haber superado el millar de toneladas derramadas. De los 13, ocho están frente a Galicia. El último punto en colocarse fue el del Prestige. Hace 20 años. Desde entonces, no se ha producido ningún vertido en aguas españolas ni gallegas que supere las 1.000 toneladas. En estas dos décadas han navegado por las costas de la comunidad más de 258.000 buques con mercancías peligrosas, en su mayoría, hidrocarburos como los que transportaba el Prestige. Son unos 35 al día. ¿Son muchos o pocos? Representan algo más de un tercio de los 764.000 que han pasado frente al Dispositivo de Separación de Tráfico Marítimo de Fisterra (DSTM) en las últimas dos décadas, según los datos facilitados por Salvamento Marítimo.

Pero el flujo de estos buques —la mayoría son grandes petroleros, aunque también abundan los quimiqueros, los gaseros y los cementeros— no ha sido el mismo en los últimos 25 años. El mayor número fue en 2000 cuando circularon 44.561, a una media diaria de 122. Sin embargo, el ejercicio en el que más barcos con materiales de riesgo navegaron frente a las costas gallegas fue en 2007, un año antes de que arrancase la crisis, con 14.431, casi 40 de media al día.

Como todos los sectores de la economía, el del transporte de mercancías por barco también sufrió los embates de las crisis. Desde 2009 hasta 2014, el tránsito de buques cerca de Galicia cayó todos los años y acumuló en ese periodo un descenso del 11% hasta los 35.979. Lo mismo ocurrió con los que llevaban carga de riesgo, aunque la reducción en ese periodo fue menor: un 7% hasta los 12.495.

Sin embargo, en los dos años siguientes, coincidiendo con la tímida recuperación de la economía, se produjo un leve incremento. Fue un espejismo, porque desde 2017 tanto el número total de barcos como los que llevan material peligroso acumulan cinco ejercicios a la baja. El actual va camino de romper esta racha. Hasta el pasado septiembre han pasado por el dispositivo de separación de tráfico de Finisterre 9.112 barcos con cargas peligrosas. De seguir esta tendencia se volverán a superar los 12.000, una cifra que no se alcanzaba desde 2019.

El coronavirus también ha afectado a este sector. Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2020 navegaron frente a las costas de la comunidad 33.794 buques, de los que 11.619 llevaban material de riesgo. Estas cifras supusieron que por primera vez en las dos últimas décadas los primeros bajasen de los 35.000 y los segundos de los 12.000. Aún hubo otra caída el año pasado ya que los mercantes con mercancías peligrosas disminuyeron hasta los 11.407.

Pese a que no se han producido grandes vertidos en las dos últimas décadas, las costas gallegas son testigos todos los años de problemas mecánicos de los buques. No hay que olvidar que por Finisterre pasa el 70% del transporte marítimo europeo (más de 764.000 buques en los últimos 20 años), de los que uno de cada tres transporta combustible y sustancias peligrosas.

Entre los más recientes destaca el Adfines Sky, un carguero con más de 18.000 toneladas de gasoil en sus bodegas, que tuvo que atracar en enero de 2021 en punta Langosteira tras sufrir una avería en su motor principal. El barco fue reparado y todo se quedó en un susto.

Dos meses antes, el Sevmorput, el único buque portacontenedores ruso de propulsión nuclear en funcionamiento, que tenía un problema en una de las palas de su hélice, pasó en diciembre de 2020 frente a las costas gallegas. El carguero de 260 metros de eslora y 32 años de antigüedad enfiló la costa portuguesa y pasó por la gallega sin provocar ningún incidente.

Diferente fue el final del quimiquero Blue Star que en noviembre de 2019 encalló en una zona rocosa de la ría de Ares, arrastrado por la fuerza del mar tras sufrir un incendio en la chimenea que la tripulación intentó sofocar y que derivó en un fallo de máquinas. El buque viajaba sin carga. Se tardó 17 días en desencallarlo.

El último de los grandes sustos se produjo en diciembre de 2016, cuando el petrolero Max Jacob, cargado con casi 150.000 toneladas de fuel, avisó de que tenía problemas en su sistema de propulsión. Entró en Langosteira donde fue reparado y días después partió hacía Nueva York.

De los ocho puntos que aparecen en el mapa de la web del Ministerio para la Transición Ecológica, que señalan los accidentes que provocaron vertidos en aguas gallegas, la mitad están marcados en rojo. Son los que superaron las 50.000 toneladas derramadas. Estos ocho suman más de 361.000 toneladas de crudo vertidas la mar y los cuatro más graves alcanzan las 301.000. El liderato lo ostenta el Urquiola (1976) que vertió las 101.000 toneladas de petróleo que transportaba a la entrada de la bahía de A Coruña. El Mar Egeo (1992) volvió a repetir una imagen similar. Derramó 80.000 toneladas también frente a las costas coruñesas. El tercero en relevancia fue el Prestige y las 64.000 toneladas de fuel pesado que expulsó al mar. Cierra la clasificación de grandes vertidos de petróleo por accidentes marítimos en Galicia el Andros Patria (1978). Vertió 60.000 toneladas. Los otros cuatro son el Yanxilas, en 1965 (16.000 toneladas); el Spyros Lemo, en 1968 (15.000); el Polycommander, en 1970 (15.000) y el Janina, en 1957 (10.000).

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