Los profesionales sanitarios tienen un alto riesgo de sufrir un trastorno mental a causa de la pandemia. A las puertas del aniversario del inicio de la crisis sanitaria, la altísima carga de trabajo que han venido soportando médicos, enfermeras, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería y demás trabajadores de hospitales y centros sanitarios ha desembocado también en otros trastornos, como la depresión, ansiedad o el estrés postraumático.

«Ya se está hablando de que cuando acabe la crisis sanitaria del coronavirus vamos a tener una ola de mala salud mental en toda la población. Y en los sanitarios será especialmente acusada», augura María José Campillo, médico y portavoz del Sindicato Médico (CESM) en Murcia. «Antes de la pandemia se hablaba de que un 30-40% de los sanitarios tenían una carga de trabajo brutal y el inicio de la crisis sanitaria hace ahora un año provocó que nos enfrentásemos a un virus desconocido, sin equipos de protección, con el miedo de llevar el contagio a casa y viendo morir a gente sin poder hacer nada. Y ahora, tras dos olas más, seguimos viendo con impotencia cómo siguen muriendo más personas. Es una situación muy dura, sobre todo para el personal de la UCI. Además, ninguna facultad te prepara para ver morir a compañeros», destaca Campillo.

Antonio Martínez, secretario general del Sindicato de Profesionales de la Sanidad en Murcia (SPS-RM), recuerda que los aplausos en los balcones y el reconocimiento de la sociedad durante los primeros meses de la pandemia ayudaban y ‘empujaban’ a los sanitarios, pero «estamos inmersos en una gran carrera de fondo y el desgaste es cada vez más grande y acusado. Nuestros compañeros, por un lado, se saben necesarios y, por otro, son conscientes de que tienen que alejarse socialmente para no poner en riesgo a amigos y a sus propias familias», resalta.

En este sentido, Martínez recuerda que «ni antes eran héroes ni ahora deben ser olvidados» porque «muchos compañeros siguen día a día trabajando embutidos en trajes de protección a más de 45 grados y durante turnos interminables. Solo el cariño de la sociedad puede impedir que caigan ellos enfermos, aunque sea por el egoísmo de que los necesitamos», indica. Desde el SPS ya han puesto a disposición de los sanitarios que lo necesiten una unidad de apoyo psicológico.

Por su parte, José Gómez, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG)de Murcia resalta que «nos creímos ‘dioses’ durante los primeros meses de la pandemia y pensábamos que íbamos a poder vencer pronto al virus». En este sentido, explica que se llegó a una fase de estrés agudo, pero, tras ver que la crisis sanitaria no se terminaba, se pasó a un estrés crónico. «Te va quitando la ilusión y te lastra porque no existen tantos mecanismos disuasorios que nos ayuden a desestresarnos. Además, hemos tenido que doblar turnos y trabajar prácticamente todos los días de la semana. No hemos podido desconectar, eso nadie lo aguanta, por lo que, a unos más y a otros menos, les ha generado problemas de ansiedad o de estrés».

Asimismo desde el Colegio de Enfermería de Murcia explican que, desde que se dieron cuenta de la verdadera magnitud de esta pandemia, han estado «muy preocupados» por todas las enfermeras que han estado en primera línea. «La incertidumbre sobre cómo hacer frente al virus, la inicial falta de material, el haber trabajado con material defectuoso como ocurrió con las mascarillas que originaron contagios por falta de protección», entre otras cuestiones, «han mermado la salud mental de las enfermeras que en la tercera ola nos manifestaban que ya no podían más», lamentan desde el organismo que dirige Manuel García.

«El Colegio ha ayudado desde las asesorías laboral y jurídica, y en breve se va a poner en marcha un servicio de ayuda psicológica con grupos de apoyo emocional para las enfermeras que lo soliciten. Han tenido un impacto emocional fuerte de sentimientos de tristeza y reacciones de estrés y ansiedad porque han visto en primera persona como fallecían pacientes a los que habían cuidado y sus manos y caras eran, seguramente, lo último que sus pacientes vieron en su aliento de vida final».