El portavoz de las operaciones de seguridad de Bagdad, general Qasem Ataa, explicó en una rueda de prensa en la capital que los arrestos se efectuaron después de que concluyeran las investigaciones sobre esos atentados.

Ataa reveló que los 29 detenidos serán juzgados ante los tribunales competentes, y explicó que forman parte de un grupo de noventa oficiales de los servicios de seguridad que han sido investigados por negligencia tras los ataques.

No obstante, Ataa destacó los logros de las fuerzas de seguridad iraquíes, pero se quejó de que la capacidad de los servicios secretos esté "aún bajo el nivel requerido".

Tras esos atentados, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, pidió la revisión de las medidas de seguridad en el país, y el Parlamento celebró una sesión extraordinaria para estudiar las causas de las explosiones y los pasos a adoptar para evitar el deterioro de la situación.

Por otra parte, Ataa advirtió de que los grupos armados han comenzado a recurrir a nuevas tácticas en sus atentados.

En ese sentido, pidió a los dueños de taxis que revisen sus coches después de que se bajen los pasajeros, ya que los terroristas a veces dejan bombas en los asientos traseros y se bajan poco antes de llegar a los puestos de control.