A bordo de la nave ‘Orión’, el primer planetario de Ibiza

El aforo será de 45 astronautas sin butacas y con cojines

Tiene un sistema de proyección que refleja la imagen en un espejo hemisférico

Cada sesión (para todas las edades, desde niños de tres años hasta público adulto) dura unos 30 minutos

Eduardo Mayorl, alma mater de Bibo Park, junto al acceso al módulo de mando de la nave Orión.

Eduardo Mayorl, alma mater de Bibo Park, junto al acceso al módulo de mando de la nave Orión. / Marcelo Sastre

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Ataviado con una camiseta del disco ‘Dark side of the Moon’, de Pink Floyd, Rubén Romero arrancó ayer la nave ‘Orión’, la cúpula convertida en planetario del Bibo Park que «simula una nave espacial». Es el primero de Ibiza y el único en funcionamiento en Balears. Se penetra al módulo de mando entre humo blanco (para dar ambiente, como si fuera la Nostromo de ‘Alien’) y a través de un pequeño túnel que da a unas puertas acolchadas que requieren un protocolo para ser traspasadas: hay que abrirlas con las manos, meter una pierna, primero, y después la otra. Desde mañana, el suelo tendrá césped artificial: «Es para explicar que en el espacio se puede cultivar, como se ha comprobado en la Estación Espacial Internacional». Posibilidad que se demuestra en ‘The Martian’, la novela de Andy Weir.

Tendrá butacas, «como si fuera una sala de cine», para 20 personas por sesión. Sin butacas, con cojines, el aforo será de 45 astronautas. Tiene un sistema de proyección que refleja la imagen en un espejo hemisférico. Desecharon el ojo de pez «porque habría ocupado demasiado espacio de la estancia, que mide seis metros de diámetro. Si tuviera 12 metros compensaría». El resultado de esa full dome de 360 grados es una experiencia inmersiva en la que, por momentos, cuando se viaja por el espacio, hasta se pierde el equilibrio si se está de pie. Cada sesión (para todas las edades, desde niños de tres años hasta público adulto) dura unos 30 minutos. Añadirán una charla con un astrónomo (Romero, de momento), «con curiosidades y datos, para que sea ameno».

Además, están en contacto con la Agrupación Astronómica de Eivissa para los talleres de divulgación que ofrecerán en el aula astronómica. Colaboran con ellos para las observaciones tanto solares como nocturnas. 

Con la aplicación Stellarium, en versión domo, también enseñarán en tiempo real el cielo en Eivissa y mostrarán las constelaciones, los mitos y leyendas, y simularán los efectos de la contaminación lumínica. 

Tras la experiencia inmersiva será el turno de las preguntas. Romero está seguro que una de ellas será sobre ‘El problema de los tres cuerpos’, el libro de Liu Cixin convertido en serie: «La he visto. Es muy interesante. Muy de ciencia ficción, pero también es cierto que describe con ciencia pura cómo la civilización de unos planetas no pueden sobrevivir debido al llamado problema de los tres cuerpos, que se produce por las órbitas erráticas que provoca la presencia de tres estrellas en un mismo sistema planetario, que es un caso que realmente existe en el universo. La mayoría de los sistemas estelares son binarios o triples (dos o tres estrellas). Los binarios suelen ser bastante estables, pero con los de tres, las órbitas son erráticas, no son estables. Un planeta en ese sistema es inviable para la vida».

También le preguntarán, seguro, por Betelgeuse, una de las estrellas de Orión, la constelación que da nombre a este planetario: «Está a 640 años luz de nosotros. ¿Ha explotado ya? Hay estudios que dicen que ya lo ha hecho; otros, que está a punto. Si lo hizo hace 640 años, si coincide con nuestra época, se produciría un gran resplandor que, de buenas a primeras, iluminaría el cielo. El brillo de esa supergigante roja sería cuatro veces superior al de la Luna llena. Se vería de día. En el año 1050, hubo una supernova en la constelación de Tauro: se iluminó el cielo durante tes semanas. De día y de noche».