Can Marines

Jóvenes en Ibiza: Yo también quiero ser payés

Tanto adolescentes como adultos se interesan por las formaciones que ofrece Can Marines para trabajar en el campo en Ibiza

Hay quien, tras años trabajando en un sector, decide dar un vuelco a su vida y combinarlo con estudios en agricultura y ganadería

Laura Tretiyakova y Pablo Dipato posan para Diario de Ibiza en Can Marines.

Laura Tretiyakova y Pablo Dipato posan para Diario de Ibiza en Can Marines. / VICENT MARÍ

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Can Marines. El Centro Integrado de Formación Profesional Can Marines ofrece, entre otras formaciones, un grado medio de Técnico en Producción Agroecológica. Este curso hay seis inscritos en el primer año. Son tres adolescentes y tres adultos que, tras muchos años trabajando en otro sector, han decidido combinarlo con estos estudios. Alumnos del centro reflexionan en este reportaje sobre qué les ha llevado interesarse por la agricultura y la ganadería.

Mucho se ha hablado de la falta de relevo generacional en el mundo del campo y de la necesidad de estimular a los jóvenes que presenten interés por la agricultura y la ganadería, haciéndoles saber que existen opciones para ellos. En Ibiza, es clave la función en este sentido del Centro Integrado de Formación Profesional Can Marines (ubicado en la carretera de Sant Carles), que ofrece formaciones para las familias profesionales agraria y marítimo-pesquera.

Laura Tretiyakova y Pablo Dipato posan para Diario de Ibiza en Can Marines. | VICENT MARÍ

Laura Tretiyakova y Pablo Dipato posan para Diario de Ibiza en Can Marines. / VICENT MARÍ

Sin embargo, en este centro también se inscriben adultos que han trabajado durante muchos años en otro sector y que, en un momento dado, deciden combinarlo con la formación en agricultura. Es el caso de Carlos Navarro Cuñat (37 años), Pablo Di Pato (42 años) y Laura Tretiyakova (49), alumnos del primer año del grado medio de Técnico en Producción Agroecológica.

«Me gusta la tierra y los animales. Todos llevamos una vida estresante, pero sales aquí y mira qué alegría», valora Laura mientras mira los huertos que hay al lado de las aulas de Can Marines. Esta alumna rusa trabaja en una residencia en la que tiene plaza de funcionaria, aunque ya había antecedentes del campo en su familia. Su abuela tenía terreno con animales.

De la hostelería a los caballos

Carlos Navarro Cuñat es cocinero y propietario de un restaurante en Sant Jordi y decidió matricularse en Can Marines. Pero no fue una decisión fruto de un impulso: «Soy de Valencia y vengo de familia de agricultores. Mi abuelo lo era y tenía animales en casa. Lo he vivido desde pequeño. Estudié cocina y me dediqué a ello, pero esto siempre lo he tenido muy presente», asegura en una conversación telefónica con este diario.

Di Pato trabaja en servicios técnicos para un hotel.

Di Pato trabaja en servicios técnicos para un hotel. / Vicent Marí

Aprovechando que su restaurante ya estaba más encarrilado y que había dejado atrás la siempre difícil primera etapa, y al tener algo más de tiempo, decidió optar por estos estudios. «Mi intención era, aparte de estudiar, hacer contactos en Ibiza del mundo de la agricultura y enfocándome en la tracción animal, bien en mi finca, si la tuviera, o bien para otros», rama a la que le gustaría dedicarse. De hecho, aprendió a labrar la tierra animales de la mano de su abuelo. Con apenas cuatro años de edad ya lo hacía. «Quería ver si hay posibilidades y futuro en el mundo de la tracción animal y me he dado cuenta de que sí», valora.

Laura Tretiyakova es funcionaria en una residencia. | VICENT MARÍ

Laura Tretiyakova es funcionaria en una residencia. / VICENT MARÍ

«La gente cada vez se quiere dedicar menos a este oficio, pero creo que para quienes sí quieran, como nosotros, si nos modernizamos y pensamos en cómo hacerlo, es factible. Duro, pero factible», expresa este valenciano afincado en la isla.

No está desvinculado del restaurante, aunque cuenta con jefes de departamento que se encargan de gestionar el día a día. «A veces estoy, pero no todos los días. Es algo que me gustaría compaginar», explica.

Parece que también le viene de sangre a Pablo, natural de Rosario (Argentina) y llegado a Ibiza a los 22 años. «De pequeño tuve contacto con los huertos de mi padre. Después siempre lo tuve un poco en mente. Me atrae el hecho de estar conectado con la tierra, con la naturaleza, y es algo que aporta tranquilidad». Este sector, como tantos otros, exige sacrificios, pero tanto él como su compañera Laura coinciden en que la dinámica del campo es distinta y no hay prisas que valgan. «No puedes acelerar la naturaleza, ella va a su ritmo», señala Laura en el patio de Can Marines, donde ella y Pablo reciben a este diario durante una mañana de clases.

Pablo ejerce de encargado de servicios técnicos para un hotel: «Sigo trabajando en mi rama y, a la hora de pensar en un proyecto, yo podría fusionar la parte técnica gracias a mi experiencia con el manejo de herramientas con lo que estoy estudiando ahora», explica, por lo que le gustaría no abandonar ninguna de las dos vertientes a las que se dedica.

Carlos Navarro Cuñat quiere dedicarse a la tracción animal. | IMAGEN CEDIDA A DI

Carlos Navarro Cuñat quiere dedicarse a la tracción animal. / IMAGEN CEDIDA A DI

Pero esto se irá dando poco a poco. Pablo se organiza de tal manera que sus dos días libres son los dos en los que puede acudir a Can Marines. Y es que, aunque el grado medio en Producción Agroecológica está ideado para poder realizarse en dos cursos, existe la opción de alargarlo, de manera que cualquier alumno puede matricularse en menos módulos si así lo desea por motivos laborales o de otra índole.

Concretamente, Pablo cursa las materias «más orientadas a la biología, a la química», y no «las más técnicas, las enfocadas a montar, los viveros, el uso de la maquinaria...».

Laura también va encajando su horario laboral con los estudios en la medida de lo posible. El plan de esta estudiante, que llegó a Ibiza hace unos diez años, es montar su propia finca ecológica en Asturias.

En su clase apenas son seis personas y los entrevistados coinciden en que esto es una ventaja para recibir una educación más personalizada. «Somos tres adultos y tres adolescentes», detalla Pablo.

Falta de trabajadores

Laura Tretiyakova destaca que en el sector de la agricultura hay «muchas salidas», precisamente por la «falta de trabajadores». Además, cuenta que en el segundo año hay una materia (el módulo de Empresa e iniciativa emprendedora) en la que les dan pautas para montar su propio negocio.

Por otro lado, Pablo apunta que cursar estos estudios sirve para ser más consciente de cómo funciona el medio ambiente: «Entiendes un poco más lo que te rodea y cómo funciona la naturaleza. Uno puede tener ciertas nociones y hacer lecturas del entorno, pero con lo que estoy aprendiendo soy más consciente con la naturaleza y eso me conecta más a ella».

A modo de ejemplo, cita la falta de lluvias. Una escasez que se ha producido especialmente este año, lo que condiciona al sector: «Antes miraba un campo y no me daba cuenta de si a la vegetación le faltaba agua o no. Es más, no me daba cuenta de si había hierba o no. He logrado entender mejor lo que genera la falta de agua. Antes sabía de ello, pero no lo veía. Ahora puedo ver lo que ocurre con más profundidad y en tiempo real». Además, tanto él como su compañera destacan que el día a día en Can Marines es muy práctico. En el segundo año se cursan unas prácticas, aunque en el primero ya pueden vivir en primera persona lo que significa estar en el rural.

A modo de ejemplo, Laura cuenta orgullosa que está aprendiendo a manejar tractores: «Nunca me había montando en uno». «Aquí también ves, por ejemplo por qué la nutrición de los animales es tan importante. Tienes que saber muchas cosas», añade.

A Carlos, que tiene caballos en Valencia, le gustaría trabajar para los agricultores ecológicos que puedan evitar trabajar el campo con máquinas: «Yo podría realizar las labores necesarias que se puedan hacer con tracción animal, como quien va con el tractor a una finca para labrar el campo». Señala varios beneficios de este método enfrente al uso de máquinas: «Lo principal es cuidar el medio ambiente. No contaminamos. También hay que tener en cuenta los beneficios que tiene para el suelo, mejorando su estructura y textura».

Además, el dueño del caballo también puede «vender el estiércol a esos mismos agricultores que tienen sus tierras»: «Es como un círculo».

Asimismo, explica que el fin de semana en el que se celebró una feria ecológica en Santa Eulària conoció a Roberto Contaldo: «Él hace este tipo de trabajos, es decir, que ya hay alguna persona en Ibiza que lo está haciendo. En la península también hay gente». Así, no descarta irse fuera para desarrollar labores de tracción animal. «De la misma manera que el animal trabaja en la huerta, en lo que sería agricultura, ese mismo caballo también hace gestión forestal y gestión en viticultura. Con la revolución industrial hubo un parón en la tracción animal, pero ha habido gente que ha continuado manteniéndola en pie».

Altas posibilidades de encontrar trabajo al salir de Can Marines

En la segunda edición de la Fira Ecològica d’Ibiza, celebrada a finales de octubre en el Molí de Can Planetes (Santa Eulària), hubo un estand de Can Marines con información del grado medio de Técnico en Producción Agroecológica y el grado superior de Técnico Superior en Paisajismo y Medio Rural. «Cuando terminan las prácticas, es fácil que acaben teniendo trabajo», explicaba Flor Dell’Agnolo, una de las profesoras, a este diario.

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