La nueva depuradora de Ibiza entra en marcha este fin de semana en periodo de pruebas

La previsión del Ministerio es que la planta esté a pleno rendimiento entre junio y julio, cuando pasará a ser gestionada por el Govern

Las obras, iniciadas en 2017, han sufrido varios retrasos por hallazgos arqueológicos y problemas en el trazado de las canalizaciones

Imagen de la depuradora de sa Coma durante las obras.

Imagen de la depuradora de sa Coma durante las obras. / Toni Escobar

La nueva depuradora de Ibiza comenzará a trabajar en fase de pruebas a lo largo de este fin de semana, según ha indicado este miércoles una portavoz de la conselleria del Mar y del Ciclo del Agua del Govern balear. La previsión que baraja el Ministerio de Transición Ecológica, responsable de la construcción de la infraestructura, es que la planta pueda funcionar a pleno rendimiento a partir de junio o julio, cuando se cederá su gestión al Govern.

El director general de Recursos Hídricos, Joan Calafat, ha manifestado esta mañana, en una entrevista a Radio Ibiza, que la depuradora recibirá inicialmente el 80% del caudal de las aguas residuales que debe tratar. El 20% restante es el que reúne mayor salinidad y se seguirá tratando en la vieja estación de Vila, hasta que pueda detectarse de dónde proceden esos niveles desmesurados de sal y solucionar el problema. Por su parte, desde el Ministerio de Transición Ecológica, que se encarga de esta fase inicial en la depuradora, no pudieron facilitar ayer a este diario datos concretos de este periodo de pruebas.

La nueva estación podrá gestionar las aguas residuales generadas por una población de 187.000 personas

La nueva estación de las aguas residuales de Vila podrá gestionar a pleno rendimiento un caudal de 25.000 metros cúbicos, equivalente al consumo de 187.000 personas. Su puesta en funcionamiento también acabará con los altos problemas de contaminación de la planta actual de la ciudad, completamente obsoleta, que genera el 99% de las aguas residuales sin tratar que llegan al mar en Ibiza.

Un proyecto maldito

Las obras de la nueva infraestructura empezaron a finales de 2017 pero tuvieron que suspenderse dos años después porque el trazado de las canalizaciones fue rechazado por el Gobierno. Una vez solventado el problema y reiniciados los trabajos, volvieron a paralizarse por los hallazgos arqueológicos. De hecho, el proyecto se ha topado con numerosos obstáculos desde sus inicios, ya que se proyecta desde finales del siglo pasado. El primer gran contratiempo se debió a que no se encontraba un terreno idóneo en Vila, hasta que en 2008, el Consell acabó comprando el terreno de sa Coma, donde se ubica, en el municipio de Sant Antoni.

Recientemente, este diario informó de que el Ayuntamiento de Ibiza no podrá usar inicialmente las aguas depuradas para el regadío porque no se habían previsto las canalizaciones necesarias. En cambio, Santa Eulària sí que había emprendido estos trabajos y podrá aprovechar el caudal para riego y baldeo de calles.

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