Todo empieza, casi siempre, con unas cervezas. Un «venga, este año participamos», «yo tengo bombona y fogón», «a mi tía le sale un arroz cojonudo, le puedo pedir la receta». Una cosa lleva a la otra y acabas un sábado en las calles de Sant Antoni cocinando un arroz de matanzas bajo un toldo, con platos de aceitunas, tortilla, salchichón y más gente bebiendo cerveza que cocinando. Ayer fueron 130 los equipos que se congregaron en el XI Concurso Mundial de Arroz de Matanzas. Todos con una historia, pero con trayectorias similares.
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Este evento es, seguramente, «el concurso gastronómico con más participantes de toda España», indicaron desde la organización. Esta es la historia de cómo se organizan algunos de los participantes.
Nacer
‘Arreplegats’ es un equipo principalmente formado por profesores interinos del instituto Quartó de Portmany. Los hay de Valencia, Mallorca, Cataluña, Murcia, Albacete, Villarrobledo... incluso alguno de Ibiza. Hace tres años conocieron el concurso. Aquello gustó y empezó a gestarse la idea. Hay en el grupo dos hermanos de Terrassa. Uno es profesor de Cocina, el otro de Historia. Los dos habían trabajado durante años en el mundo de la hostelería y acabaron dando clases en las Pitiusas. Querían participar «y ganar», asegura Toni Canyelles, integrante del equipo.
Jordi Puig, uno de los dos hermanos, fue quien le dio impulso a la idea. Una noche de cervezas aquello cuajó. Ya es el segundo año que participan. ¿La receta? «En la web de IB3 hay dos o tres vídeos, los miramos y sacamos lo mejor de cada uno», narra Puig.
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Apuntarse
Una vez tomada la decisión de participar, toca acudir a apuntarse. No es fácil. A pesar de haber más de un centenar de plazas, siempre hay más candidatos que puestos.
Andrea Estévez se fue a las siete de la mañana con una compañera para hacer cola para inscribir a los ‘Cocinilla’s’. «Fuimos las terceras de 144 y mira el sitio de mierda que nos han dado», lamenta sin dejar de sonreír. Este grupo de exalumnos del CEIP Sant Agustí participa por segundo año en el concurso. La experiencia les animó a madrugar. «Yo me eché una siesta y todo en una mesa», cuenta divertida Andrea, «esperando en las mesas de la terraza del bar donde se hacían las inscripciones, de noche... en fin. Abrieron y por lo menos tomamos un café». La espera también dio para hacer amigos. «Los de la mesa de al lado eran muy majos, pero luego se colaron». Así que realmente eran las segundas.
Consejo: hay que madrugar. «El año pasado estábamos de viaje en Palma y mandamos al hermano de Andrea a inscribirse, imagínate las ganas que teníamos», relata Iván Torres.
Comprar y preparar el caldo
Una vez que el equipo se ha apuntado toca preparar la materia prima. Hay que comprar la verdura, la carne, la bebida. El arroz.
El presupuesto de ‘APM-Aliança Pagès Mursiana’ ha sido este año de 500 euros. Unos 46 euros por barba. El año pasado los rentabilizaron, ya que quedaron terceros.
«Fuimos un grupo hace unos días al Mercadona. Quedamos a las 10 de la mañana con el listado de todo lo que hacía falta: patatas, fuet, bebida, ñora...todo menos la carne, que se compra el día de antes del concurso», explica con detalle Javier Copado.
El encargado de comprar la carne fue Marc, al que le pilla cerca la carnicería Carnes March para adquirir el pollo y el cerdo fresco.
«Luego todo se pone en Splitwise y se reparte el gasto». La aplicación móvil sirve para repartir los gastos sin tener que pensar demasiado. «Cada uno pone lo que se ha gastado y la aplicación te dice cuánto debes y a quién», detalla Copado.
El único elemento que se prepara antes del concurso es el caldo. En el caso del equipo ‘APM’, la asesora en esta materia es María, del Hostal Marí. «La base del caldo tiene mucha gallina, carcasa de pollo y huesos de cerdo y se cocina alrededor de una hora», indica María.
Ella aprendió a cocinar el arroz de matanzas de su padre. «Él era el que cocinaba todo: el arroz de matanzas, la salsa de Nadal... se me pone la carne de gallina cuando preparo estas cosas porque me acuerdo de él».
Sin embargo, el sabor dice que ya no es el mismo. «La carne de los cerdos que criábamos en casa tenía un sabor diferente», asegura con nostalgia.
La mañana del concurso
Con todo lo comprado en las neveras y despensas, alguien tendrá que llevar las cosas. En ‘Churreros Ibiza Family Crew’ le tocó a Rocío, Javier y Alejandro. «Nosotros hemos sido los pringados. Hemos venido a las 9.40 y hemos aparcado como a 200 metros de donde teníamos asignado el puesto», explica Rocío.
Fueron afortunados. Encontrar aparcamiento cerca del punto de cocina no es fácil con tantas calles cortadas. «Pero claro, para bajar todo esto», señala a las ollas, fogones, neveras y bolsas, «tampoco es nada fácil». Cuatro viajes les hicieron falta.
El año pasado tuvieron todavía más suerte. «Teníamos el puesto en uno de los extremos de la zona y pudimos aparcar el furgón delante». «Para el año que viene debería haber turnos de descargas para cada zona, así se podría venir por la mañana, descargar y luego ir a aparcar», lanza la propuesta Rocío.
Ya sólo queda cocinar. O tomarse una cerveza mientras otros cocinan.