Las luces de Navidad, el nuevo «motor de la economía» del municipio de Sant Antoni

Ya podría haber nacido unos años antes el concejal de Fiestas y Turismo de Sant Antoni, Miguel Tur, que ayer se erigió ayer como el nuevo Domènec Biosca, considerado uno de los expertos turísticos con más prestigio. Tur no tuvo reparos en asegurar durante la sesión plenaria que las luces de Navidad de Sant Antoni son el «nuevo motor de la economía del pueblo». Ni más, ni menos. Ni el sector primario, ni el terciario: las luces de Navidad. De haber hecho público su postulado económico antes, muchos nos hubiéramos ahorrado el mantra de la desestacionalización turística, tan manido desde hace unas décadas e, incluso, el acudir a ferias turísticas para captar nuevos visitantes que beneficiaran la economía pitiusa. El catedrático de Economía Aplicada de la UIB, Antoni Riera, también hubiera agradecido, y mucho, saber que la fórmula mágica para incrementar el PIB de las islas estaba en el encendido de unas luces.

En el pleno, se puso sobre la mesa que el alumbrado navideño era «excesivo», en palabras de la concejala de Vox, Esther Fernández, en el Passeig de ses Fonts y raquítico o inexistente en otras zonas del núcleo urbano. De hecho, propuso al equipo de gobierno que, de seguir así, el próximo año podrían modificar el lema y sustituirlo por ‘Feim dos parts d’un poble’:, los «iluminados» y los del «lado oscuro». Ni Tur ni el alcalde, Marcos Serra, estaban ayer para aceptar críticas y rechazaron cualquier comentario en contra de su gestión, y mucho más si hacía referencia a las fiestas de Navidad. «Por muchas luces que pongamos nunca serán suficientes», dijo el alcalde, que ayer echó un capote tanto a Tur, que lejos de la soltura de Biosca en sus argumentaciones, leyó íntegramente su intervención, como al concejal de Economía, Antonio Marí, cuando vio que toda la oposición, sin excepciones, salía envalentonada a votar en contra.

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