«Todos, con suerte, seremos mayores y querremos respeto»

Exigen a las entidades bancarias que les atiendan de forma presencial

«Todos, si tenemos suerte, seremos mayores alguna vez y querremos que nos respeten, nos tengan en cuenta y nos mimen», afirma Maribel Torres, periodista ya jubilada, minutos después de leer el manifiesto del Día de las Personas Mayores. «Los particulares y las instituciones. Que no nos dejen de lado», apunta. «¿También los bancos?», le preguntan. Torres pone los ojos en blanco: «Hoy en día no hace falta ser muy mayor ni muy corto en el dominio de la informática o las redes para ir al banco y no saber cómo puedes sacar dinero sin que te cobren una comisión».

«Todos, con suerte, seremos mayores y querremos respeto»

Algunos asistentes a la protesta escuchan atentos el manifiesto / Marcelo Sastre

No son pocas las personas mayores que se quejan de las trabas que, cada vez más, les ponen los bancos a la hora de gestionar su dinero. «¿Crees que a mi madre, con 89 años, la tienen que enviar al cajero? No tienen vergüenza», afirma una de las asistentes a la concentración. La mujer, que acude acompañada de una amiga, prefiere no decir su nombre. Vio la convocatoria y decidió acudir. Su suegro está en una residencia de la isla y sabe perfectamente lo que sufren las familias. «Desde la pandemia todo ha ido a peor. El covid fue una excusa estupenda para limitar el acceso que tenemos los familiares», afirma esta mujer, quien, aunque confiesa el nombre del centro y muestra varios mensajes de la dirección, pide «por favor» que no se nombre. «Sabrán quién soy porque ya me he quejado varias veces y no quiero que lo paguen con él, pobrecito mío», añade. Asegura que si con uno de los dos sueldos pudieran asumir todos los gastos, ella dejaría su trabajo como camarera de pisos y cuidaría de su suegro. «El problema con las residencias es que saben que, aunque no lo hagan bien, aunque no les traten como deberían, no vas a sacarlos de ahí porque no puedes. Si yo me quedo cuidándolo 24 horas, ¿quién paga la hipoteca, que nos ha subido 214 euros al mes?», se pregunta. Los bancos de piedra del paseo se quedan pequeños. Muchos asistentes con muletas, piernas llenas de varices, cansados o que no pueden aguantar mucho tiempo de pie. Van apretujándose, pero llega un momento en el que no cabe nadie más en el asiento.

"Esto tiene que cambiar"

Los numerosos políticos progresistas que asisten a la concentración (diputados autonómicos, nacionales, consellers insulares y concejales en la oposición) aprovechan el final del manifiesto para hacerse una foto de grupo con buena parte de los asistentes. A los pies del general y con la pancarta de fondo. Entre el público se encuentra también la presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Eivissa y Formentera (Afaef), Rosa Sánchez, que conoce al dedillo (y no siempre para bien) lo que puede llegar a pasar en las residencias. Hace unos días, pensando en los 25 años de la asociación, se le ponían los pelos de punta al recordar lo que sufrieron internos y sus familiares en Can Blai en 2007.

«Todos, con suerte, seremos mayores y querremos respeto»

Carmen Ortiz, Dulce Fernández y Maribel Torres, tras la lectura del manifiesto. / Marcelo Sastre

«Nos tenemos que mover en esto como sociedad, todos. Si no, nadie más lo hará», apunta Dulce Fernández, una de las portavoces de la plataforma Fadigma, convocante de la concentración. «Esto tiene que cambiar, pero lo veo complicado», reconoce Torres, ejemplo de que, más allá de la edad de jubilación se pueden hacer cosas nuevas. Ella no había leído «jamás en la vida» un manifiesto de nada. «¡Y con un megáfono!», indica antes de confesar que la imagen le ha recordado a sus años de universidad. No es la única jubilada hiperactiva de la protesta. Las hay que no perdonan una clase de baile, que se han apuntado a academias de idiomas o que se regalan viajes maravillosos al Mar Rojo en los que, incluso, nadan con delfines. Los hay que siguen trabajando más allá de los 65. «Hoy, fiesta, pero mañana a las ocho en pie, que tengo que llevar al nieto al colegio», bromea otro de los asistentes al despedirse.

«Todos, con suerte, seremos mayores y querremos respeto»

Vista general de la protesta, ayer por la mañana, en Vara de Rey. / Marcelo Sastre

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