Playas sin humo en Ibiza: «No soy fumadora y tampoco me gusta fumarme el cigarro de otra persona»

La prohibición de fumar en la playa de es Caló des Moro provoca división de opiniones, aunque algunos fumadores también la defienden. Evitar la acumulación de colillas en la arena y preservar la salud de los demás bañistas son dos de las razones de la medida

«No soy fumadora y tampoco me gusta fumarme el cigarro de otra persona»

«No soy fumadora y tampoco me gusta fumarme el cigarro de otra persona» / María Parejo Ribas

La playa de es Caló des Moro, en Sant Antoni, es un espacio sin humo desde el lunes, la primera en todo el municipio. El Govern anunció en abril que además de esta, fumar está prohibido en otras cuatro calas de la isla: ses Salines, es Cavallet, Platges de Comte y es Bol Nou, todas en Sant Josep. Desde entonces se han instalado carteles informativos por la zona para que los bañistas conozcan esta medida que, no obstante, no contempla ningún tipo de sanción para las personas que la incumplan. En estos días ha habido diversidad de opiniones acerca de esta medida, tanto positivas como negativas.

Varias familias disfrutan de una mañana en la playa para aprovechar sus vacaciones, algunas incluso más contentas porque el aire que se respira es más limpio al no haber humo a su alrededor. «Pienso que está muy bien. Se trata de una decisión civil y la mejor para el respeto de todo el mundo y, sobre todo para tener un lugar limpio en el que hay mucha gente, familias o jóvenes que vienen a disfrutar», afirma Desiré di Benedetto, una turista no fumadora que considera que es «un alivio» el hecho de que se instaure esta decisión.

«No soy fumadora y tampoco me gusta fumarme el cigarro de otra persona» | FOTOS DE MARÍA PAREJO RIBAS

Cartel informativo dentro de la playa sobre la prohibición. / María Parejo Ribas

Mientras Di Benedetto responde a las preguntas de esta reportera, su acompañante les interrumpe un segundo para mostrarles que hay una señora fumando en ese instante. La periodista decide acercarse a la mujer, quien ya había dejado el cigarro antes de que le empezara a preguntar e indica que luego lo va a tirar en la basura, para no dejar la colilla en la arena. La turista explica que es una buena decisión que se implante la regla, aunque añade que le parece un poco molesto tener que salir fuera de la playa para tener que fumar.

Por otra parte, Lorena, una chica que disfruta de un día en el mar, afirma que ella es fumadora, pero que no le desagrada la medida, ya que la gente deja las colillas por la arena sin ningún tipo de civismo.

«No soy fumadora y tampoco me gusta fumarme el cigarro de otra persona»

Una de las tantas colillas que se pueden encontrar en la arena. / María Parejo Ribas

«Pérdida de tiempo»

Aunque estas dos mujeres indican que es una buena iniciativa, otros no piensan lo mismo. Felipe se encuentra fumando cuando la reportera se acerca a él, que explica que es «una pérdida de tiempo» esta medida, ya que las personas deben tener civismo y, por mucho que se recomiende, «no se va a cumplir» lo establecido.

«Me parece mal porque si estamos al aire libre, como en una terraza, la gente puede llevar un cenicero o algo. Si eres una persona un poco civilizada lo tiras allí y ya está», relata Mercè Palomar, una mujer que llega con dos niños a la playa e indica que la prohibición de fumar se va a cumplir en el caso de que haya una penalización por ello. «Soy fumadora y es complicado. No acabas de estar cómoda y si vas con críos tienes que irte hasta arriba para fumar y es un rollo», añade mientras vigila a los pequeños.

Unos cuantos residentes que están conversando en la costa afirman que les parece bien que se prohíba fumar. Uno de ellos explica una situación que le pasó esta misma semana: «La gente lo respeta y algunos empiezan a estar incómodos. El otro día vi a unos turistas fumar y les señalé la bandera informativa. Les dio corte y pararon, pero encendieron otra vez el cigarro, volví a mirar la bandera y ya pararon». Este mismo hombre cuenta que primero hay que educar a las personas sobre no fumar en este espacio, porque al principio no se van a dar cuenta del cartel, pero que la sanción no es necesaria.

«Me parece magnífico como usuaria de la playa. No me gusta que haya gente fumando a mi alrededor. Me molesta porque no soy fumadora. Tampoco me gusta fumarme el cigarro de otra persona», sentencia Sofía Fernández, una de las socorristas de esta playa, quien relata que van informando a los bañistas sobre la medida y que la mayoría lo comprende. «Una colilla contamina unos 10 litros de agua, si no recuerdo mal, por lo que he leído», añade.

Muchos turistas como Rachel Mason están de acuerdo con la regla que se ha implantado en es Caló des Moro: «Odio el tabaco y es horrible para el planeta por toda la contaminación que deja en el mar».

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