Jesús Tomás Monge, doctor en Enfermería: «Aunque suene paradójico, puede haber belleza en un proceso de enfermedad»

El investigador ibicenco presenta esta mañana ‘La estética del cuidado’ en la Feria del Libro de Madrid, un trabajo con el que invita a una reflexión para humanizar la atención sanitaria

Jesús Tomás Monge, en las instalaciones de Diario de Ibiza. | V.MARÍ

Jesús Tomás Monge, en las instalaciones de Diario de Ibiza. | V.MARÍ / Josep Àngel Costa

El doctor en Enfermería y Máster en Bioética Jesús Tomás Monge (Ibiza, 1989), estará presente este sábado en la Feria del Libro de Madrid con ‘La estética del cuidado’ (Ediciones Universidad de Navarra). Con este nuevo trabajo, ahonda en el modelo de relación más humano y cercano con el paciente, los principios que ya defendió en su tesis doctoral y en su primer libro, ‘La presencia intencional en la asistencia sanitaria’ (Ediciones Universidad de Navarra, 2017).

En su nuevo libro hace referencia a las trabas en la atención sanitaria que genera «el exacerbado biologicismo y cientificismo, la falta de habilidades relacionales y de comunicación». ¿Se está dejando de lado el aspecto humano en los cuidados?

No me gustaría decirlo tan categóricamente. Es verdad que se tiende mucho a la técnica, los procedimientos y protocolos, que no digo que no sean necesarios. Las enfermedades tienen su parte técnica, pero afectan a personas y hay que saber abordarlos de forma humana. Esta es la intención del libro.

¿Qué se entiende por la estética del cuidado?

Aunque suene paradójico, puede haber belleza en un proceso de enfermedad. En el libro planteo que lo bello son las personas y la manera de abordar la enfermedad, de cómo, gracias a la interconexión, el paciente puede sentirse entendido, respetado, acompañado y dignificado. A su vez, cómo el profesional sanitario y las personas que se dedican al cuidado llegan a humanizar esta relación.

¿Habla de esta relación desde el punto de vista del cuidador o también del paciente?

No hablo desde una sola perspecitva, sino del proceso de relación entre ambos y qué factores entran en juego, como los familiares y el círculo afectivo, o el contexto, porque no es lo mismo estar ingresado que en atención domiciliario. Trato de plasmar cómo podemos rehumanizar la asistencia sanitaria, con un toque más ético e integral.

¿Cómo se podría conseguir?

El cuidado, la cercanía al paciente, debe partir de la educación y el respeto. Es complejo, no hay fórmulas mágicas, porque comporta aprendizaje y experiencia. Yo no puede invadir el espacio de la otra persona si no me lo permite previamente. En esta interacción también se da lo que denomino realidad reflectiva, cuando creemos que el paciente necesita aquello que nosotros mismos consideramos que le hace falta. Vemos reflejado en la otra persona lo que nosotros queremos creer. Este es un obstáculo que es muy necesario saltar para saber ponernos en el lugar de la otra persona y conseguir que se produzca una presencia intencional.

"Con el covid hemos vivido una manera de actuar muy protocolizada en la sanidad y, a veces, ha supuesto conflictos éticos"

¿Hay una parte de psicólogo en el cuidador?

Con el covid hemos vivido una manera de actuar muy protocolizada en la sanidad y, a veces, ha supuesto conflictos éticos, porque hay que entender que la relación humana no puede protocolarizarse. La manera de abordar a cada persona es significativamente diferente, porque cada una tiene un carácter, unas experiencias vivenciales y una manera de entender el mundo propia. El cuidado es esa visión amplia y entender que va encaminado a una realidad muy rica y compleja como es cada persona, que necesita atención y que la escuchen. No somos solo tejido y huesos. Esto es lo que quiere plasmar el libro.

¿El libro invita a una reflexión o propone pautas?

No doy pautas. Me gusta enseñar la puerta, no decir a la gente que tiene que cruzarla. Son una serie de reflexiones que ayuden a rehumanizar la atención sanitaria, no solo para los profesionales sanitarios, sino para todo el que esté involucrado por un familiar en casa o un ser querido. Es algo que debemos ir trabajando día a día y entender que no todo es malo en el proceso de la enfermedad: podemos encontrar unos salvavidas que son las personas que nos cuidan.

¿Daría algún consejo para facilitar esta rehumanización?

Mi mayor consejo es que para abordar problemas humanos, hay que saber dar una respuesta humana, teniendo presente que la persona está en el centro. A veces vemos que se toman decisiones en beneficio del paciente pero, en vez de involucrarlo, ya se le dan las conclusiones sin saber los motivos por los que se llega a ellas. Hay que conseguir que se implique.

"La conexión humana es algo bello en un proceso de enfermedad y brinda dignidad"

Aunque el libro se enmarca en el ámbito asistencial, ¿tiene una perspectiva filosófica?

Sí, la primera parte del libro ahonda en la fundamentación de lo que es el cuidado, con una reflexión de qué es la persona, su dignidad y qué entendemos por calidad de vida. Son conceptos que tenemos muy escuchados, pero que hay que tener claros para entender que la conexión humana es algo bello en un proceso de enfermedad y brinda dignidad.

¿Qué valores le aporta el trabajo de enfermero?

Soy un enamorado de la profesión y soy enfermero de vocación. Me gusta estar con los pacientes, enseñar a los alumnos en clase, investigar para estar a la vanguardia del conocimiento y ayudar que repercuta en el beneficio de la gente.

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