Movilidad

«El tráfico de Sant Rafel ya es complicado, no la liemos más»

Vecinos y comerciantes de Sant Rafel aseguran que el ‘Pla Pilot’ causa problemas en el cruce de Santa Eulària y en la calle Toni des Pou: «Los cambios no se pueden hacer de cualquier manera»

Señales instaladas en la calle Isidor Macabich para redirigir el tráfico y cortar uno de los viales. | J.M.L.R.

Señales instaladas en la calle Isidor Macabich para redirigir el tráfico y cortar uno de los viales. | J.M.L.R. / José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

«Es un despropósito que solo beneficia a unos pocos y perjudica a la mayoría». Así comenzó la edil Neus Marí, de PSOE-Reinicia, la defensa de su moción de control sobre el ‘Pla Pilot’ implantado en Sant Rafel y cuyo objetivo inicial era mejorar el tráfico en el pueblo. A juicio de la edil, sin embargo, «no ha dado los resultados esperados» porque el cambio establecido en la circulación «perjudica a la mayoría del pueblo y le complica el día a día». Por ejemplo, afirma, el cruce con la carretera de Santa Eulària está «saturado buena parte del día», con atascos que en algunas ocasiones llegan hasta el campo de fútbol.

Marí recordó que «sólo hay cuatro casas en la zona que ha sido cerrada» al tráfico (en realidad, uno de los dos carriles, el de salida hacia Sant Antoni desde Can Portmany) y aseguró que «también se ha saturado la circulación de la calle Toni des Pou», que va desde la arteria principal, la calle Isidor Macabich, hacia el colegio. «Sabemos que no han consultado con nadie», afirmó en el pleno. Ni con vecinos ni con comerciantes: «La inmensa mayoría está en contra». Se quejó, además, de que «se ha dejado el punto de cerámica (Can Kinoto) aislado, el del último artesano que queda en el pueblo». Por eso, Marí pidió que se suspendiera el plan piloto, pues «crea beneficios en una parte del pueblo pero perjudica al resto».

«Parece que vive en otro pueblo», respondió Neus Mateu, primera teniente de alcalde, que recordó que esa medida responde a «peticiones de los vecinos desde tiempos inmemorables para retirar de allí el tráfico» y con el fin de «hacer de Sant Rafel un pueblo seguro, con menos contaminación acústica, donde se pueda hacer vida familiar, y que no sea un pueblo de carretera». Defendió que se cerró un carril al tráfico «a petición de la asociación de vecinos» y que la medida va «acompañada de un parking habilitado en la parte superior del pueblo». Respecto al cruce con la carretera de Santa Eulària, Mateu aseguró que «no se produce ninguna retención grave que no se dé ya en diferentes putos de la isla y en momentos puntuales». También indicó que «se ha controlado de forma periódica por la Policía Local» el tráfico y que desde su puesta en marcha «se ha reducido un 52% la densidad del tráfico en el núcleo urbano».

Respecto al cruce con la carretera de Santa Eulària, Mateu aseguró que «no se produce ninguna retención grave que no se dé ya en diferentes putos de la isla y en momentos puntuales»

El alcalde, Marcos Serra, indicó que «por allí pasan diariamente 11.000 vehículos, de los que 9.000 van a Sant Antoni». El objetivo de la medida es «retirarlos de allí». Serra aseguró que cuenta con el beneplácito del presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Rafel: «En la presentación [del 'Pla Pilot'] estaba a mi lado y me dijo claramente que estaba a favor de eso».

Sin embargo, Vicent Riera, presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Rafel, no parece estar muy contento con la manera en la que se está desarrollando el plan piloto. El lunes, la asociación que representa celebrará una reunión de su junta directiva para tratar este tema, pero adelanta que no se ha desarrollado conforme esperaban y que «hay cambios que hay que tratar». Para empezar, su duración: «En el pasado pleno dijeron [el equipo de gobierno] que este plan seguiría hasta después del verano. A nosotros nos dijeron que sólo hasta antes del verano».

Riera admite que desde la asociación siempre se ha protestado por «haber demasiado tráfico en Sant Rafel, de vehículos pesados, sobre todo, y de otros que van hacia Sant Antoni y pasan por dentro del núcleo urbano innecesariamente». Pero, ¿funciona la actual solución, el plan piloto? «Nos preocupa mucho el cruce con la carretera de Santa Eulària, que tenga la capacidad de absorber de manera ágil todo el tráfico. Es un cruce que ya antes no era muy ágil y en el que ahora se aumenta esa problemática». Otra zona que les preocupa es la del carrer de Toni des Pou, al lado del colegio: «El plan ha provocado que allí aumente el tráfico, donde antes no lo había. Antes era una zona pacífica y ahora se dirige hacia allí tráfico desde la calle Isidor Macabich».

«Nos preocupa mucho el cruce con la carretera de Santa Eulària, que tenga la capacidad de absorber de manera ágil todo el tráfico. Es un cruce que ya antes no era muy ágil y en el que ahora se aumenta esa problemática»

Otra cosa que reprocha al equipo de gobierno de Sant Antoni: «La señal de dirección prohibida que impide acceder al aparcamiento desde el colegio es una novedad que se ha sacado en medio del plan piloto. Cuando se habló con el Ayuntamiento, en ningún momento se habló de eso. De hecho, se dijo que estuviera abierto ese camino para que quien quisiera quedarse en Sant Rafel e ir a un comercio pudiera acceder inmediatamente a ese aparcamiento. Nos sorprende, pues la prueba piloto era para hacerla con eso abierto, no cerrado».

No es la única queja del presidente de los vecinos: «En los primeros días nadie sabía cómo iba la cosa, ni tampoco hubo agentes de la Policía Local para controlar el tráfico, que lo pedimos y no lo cumplieron tampoco. En las primeras jornadas de colegio se puso a gente de Protección Civil para redirigir el tráfico a la entrada y salida del colegio, frente al bar Cruce. Precisamente, la falta de personal y de agentes fue la que provocó que se cambiara la señal hacia el aparcamiento, lo cual no se había tratado con nosotros en ningún momento».

El cruce a Santa Agnès funciona

Por el contrario, el cruce de Santa Agnès «sí parece que ha funcionado», afirma: «Ahora es más ágil. Pero a lo mejor, para mejorar una zona no se debería empeorar otra. Sant Rafel ya es complicado, no la liemos más».

«Dejar un solo sentido en Sant Rafel quizás no sea mala idea, pero a lo mejor está mal ejecutada, a lo mejor tendría que ser al revés»

En general, Riera considera que «dejar un solo sentido en Sant Rafel quizás no sea mala idea, pero a lo mejor está mal ejecutada, a lo mejor tendría que ser al revés». La ejecutiva de su asociación lo analizará el lunes, para transmitir posteriormente su parecer al Consistorio.

¿Y el Ayuntamiento les consultó los cambios introducidos? «Nos lo consultaron previamente, pero no sabíamos cuándo se iba a ejecutar. Como vimos que influiría en la vida de los residentes, pedimos al Ayuntamiento que con anterioridad se hiciera una campaña de información masiva a todo el mundo, comerciantes, vecinos y población en general. Y eso no se hizo. Se hizo una rueda de prensa y nada más. Se hicieron dos fotos en dos comercios y ya está, nada más. Y los vecinos y comerciantes se quedaron sin saber de qué iba la cosa».

"No se informó a la gente. La información masiva que pedimos no la cumplió el Ayuntamiento».

«Le pedí —prosigue—a una política (que no tiene nada que ver con el Consistorio) que fuera a explicárselo a los comercios. Fue la única información que se dio. No se informó a la gente. La información masiva que pedimos no la cumplió el Ayuntamiento».

A Riera no le parecen correctas, además, «la valla y las señalizaciones instaladas frente a Can Portmany», pues, a su juicio, «inducen a error, parece que la zona esté en obras (en lugar de indicar que hay que subir por la calle Toni des Pou) y que obligan a ir por el carril abierto de la calle Isidor Macabich, pero si se hace eso, el conductor va en dirección prohibida». Eso, afirma, se lo dijeron «desde el primer momento que las pusieron» al alcalde. «Y además queda muy cutre, muy feo», comenta.

«Sí, Sant Rafel tiene mucho tráfico —manifiesta el presidente de los vecinos— pero [los cambios] no se pueden hacer de cualquier manera, y se tiene que poder hablar tranquilamente si funciona o no, qué funciona y qué no, y qué hay que arreglar».

«Sí, Sant Rafel tiene mucho tráfico pero [los cambios] no se pueden hacer de cualquier manera, y se tiene que poder hablar tranquilamente si funciona o no, qué funciona y qué no, y qué hay que arreglar»

Varios comerciantes de la zona, como Pep Marí, exedil del PSOE en el Consistorio y propietario del estanco, y el dueño de Can Fresco, Stefano Rossano, discrepan sobre cómo se ha aplicado el plan piloto: «Este cambio de sentido no tiene sentido», dice Rossano jugando con las palabras. «Nadie sabe para qué sirve», añade, a la vez que se queja de que nadie le consultó la medida.

Una empresaria que prefiere mantener el anonimato («esto es un pueblo y nos conocemos todos») cree que el objetivo final es «peatonalizar» todo el pueblo: «Yo no quiero sillas y mesas en medio de la calle Isidor Macabich como si fuera el paseo de Vara de Rey de Ibiza. Para los restaurantes será una maravilla, para mí no». Esta mujer estuvo presente en una de las dos reuniones que, detalla, tuvo la asociación de comerciantes del pueblo con el alcalde: «Le expusimos nuestras quejas y nos dijo que lo miraría, que no nos preocupáramos. Al cabo de siete días, sin decir nada, cerraron el tráfico en uno de los viales de Isidor Macabich».

«Le expusimos nuestras quejas al alcalde y nos dijo que lo miraría, que no nos preocupáramos. Al cabo de siete días, sin decir nada, cerraron el tráfico en uno de los viales de Isidor Macabich»

Rosa Mayans, farmacéutica, coincide con él: «Veo que el proyecto ‘Pilot’ no es ninguna maravilla, ni mucho menos, sobre todo porque desconcierta a la gente que entra en el pueblo, que se ha convertido en un cul de sac».

Comerciantes sin consultar

Asegura que le afecta mucho a su negocio: «Hay gente que no viene ya al pueblo porque no sabe si podrá aparcar. Algunos que antes estacionaban en la parte más cercana a Sant Antoni ahora lo hacen aquí [en la parte central del núcleo urbano] todo el día, lo que reduce las plazas de parking. Y eso repercute en los comercios. La gente quiere aparcar y comprar al lado. Si por ejemplo son cajas de pañales, necesitan acercar un poco el coche a la farmacia».

«No, para nada. Fue una solución para la que nadie nos preguntó nada. De un día para otro nos vimos con la calle cortada. Esta solución no nos la habían planteado nunca»

¿Consultó el Ayuntamiento a la asociación de comerciantes de Sant Rafel? «No, para nada. Fue una solución para la que nadie nos preguntó nada. De un día para otro nos vimos con la calle cortada. Esta solución no nos la habían planteado nunca. Fue dicho y hecho. No intervenimos para nada. Nadie nos puso encima de la mesa este proyecto», señala Rosa Mayans, que opina que «se debe buscar otro tipo de solución que vaya bien a todos. Ha quedado el pueblo cortado. Y eso no es viable».

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