Sant Antoni recupera la zona azul con más apoyo de los comerciantes que de los vecinos

Varios usuarios se topan con problemas técnicos el primer día de la puesta en marcha del sistema

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Casi seis años después de la suspensión de la zona azul, el aparcamiento vuelve a ser de pago en las calles de Sant Antoni, aunque con prerrogativas para comerciantes y residentes. La medida parece ser más que bienvenida por los primeros, mientras que genera recelos entre los vecinos, sobre todo después de un primer día con fallos técnicos en la aplicación para estacionar con el móvil, alguna máquina de pago averiada o calles cortadas porque aún se pintaban las líneas azules.

Poco antes del mediodía, los conductores que llegaban a s’Era d’en Manyà se encontraban con que no funcionaba la expendedora de la plaza. Mientras un operario de Valoriza (la empresa adjudicataria) trataba de solventar el problema, Conchi Romero, del Hostal Rosell, se topaba con que tampoco era posible recurrir al teléfono.

«Me ha dejado introducir el número de la tarjeta de crédito, pero no acepta la matrícula del coche. Encima me dicen que me multarán si no pongo el ticket», lamentaba. Ella no se opone al sistema de pago y prevé obtener la tarjeta para aparcar como empresaria de la zona, pero le parece «una barbaridad que se haya extendido a casi todo el pueblo».

La zona azul regula un total de 763 plazas y está delimitada dentro del perímetro de las calles Madrid y avenida Isidor Macabich, Alacant, Ramón y Cajal, Benito Pérez Galdós, Camí General, Antonia Cala, Walter Benjamin y Passeig de la Mar. «Me parece muy bien que haya zona azul para los comerciantes del centro, pero no tiene sentido que sea en tantas calles, a no ser que sea solo por afán recaudatorio», apunta Romero.

«Pagar de una tacada»

Otro vecino, Fran, aprovecha para mostrar su enfado. «Hace años que ya estaba la zona azul, pero el problema es que ahora han implementado muchas más calles todavía». Él tiene la suerte de disponer de un parking privado, pero cree que las bonificaciones para los afectados podrían mejorarse.

Ahora, con el pago de 30 euros anuales, los residentes reciben una tarjeta que les permite aparcar gratis durante dos horas en la zona de su domicilio [se han fijado dos áreas en el pueblo]. Si exceden ese tiempo, pueden seguir estacionados el resto del día si abonan 0,5 euros. «Estaría bien que se pudiera pagar todo de una tacada para aparcar sin problemas todo el año», propone Fran.

Vicent Planells, que vive frente a Correos, aún no sabe si pedirá la tarjeta de residente. «Como soy deportista, no me importa aparcar lejos y venir andando», apunta. De primeras, augura que el sistema de pago será beneficioso, sobre todo en verano, pero cree que no debería haberse puesto en marcha en estas fechas: «Justo ahora está todo el pueblo en obras que, aunque sean necesarias, dificultan encontrar sitio para el coche. Mejor que se hubieran esperado a Semana Santa».

Trabajos por terminar

Además de las obras para renovar el saneamiento, la red de pluviales o los suministros eléctricos en algunas vías del centro, hay otras que aún están cerradas, precisamente, porque aún se están adecuando para la zona azul. Es el caso del Carrer de l’Estrella, donde ayer se empezaron a pintar las líneas de estacionamiento.

Marta Caballero, vecina de esta calle, tiene plaza para el coche dentro de su edificio, pero cree que, por un lado, «perjudicará a la gente que tiene que hacer cosas por aquí, porque supone sacar el dinero de la gente». «Pero también me puede beneficiar, porque así la gente no dejará el coche mal estacionado», concluye.

En esta misma vía, el propietario del Melbourne Street Coffee, Evan, tampoco tiene claro qué cambios están por llegar. «A mí ahora me cuesta aparcar para traer cosas al local, porque es muy difícil en esta zona, pero tampoco sé si me será más fácil». Sí que cree que «beneficiará a los turistas, pero igual perjudica a los residentes».

En cambio, el resto de comerciantes consultados se muestran muy optimistas. «Yo lo notaré para bien, porque los clientes lo tendrán fácil para aparcar. Ahora mucha gente evita entrar a Sant Antoni a comprar porque no encuentra sitio», valora Antonio Vílchez, de la tienda de accesorios móviles Cover King.

Precisamente, Vílchez recuerda que la actividad del Carrer Ample, donde trabaja, cayó en picado después de la remodelación que eliminó aparcamiento para ampliar las aceras, en 2004.

En la misma calle, Paquita Marí, de la tienda de ropa Estels, coincide plenamente con su vecino. «Mucha gente que vendría a comprar se vuelve a atrás porque no tiene manera de estacionar en el centro», lamenta. Así, también se muestra «totalmente a favor» del nuevo sistema de pago, al igual que Toni Ribas, de Euro Moda, en la calle Santa Rosalía.

«Hasta ahora era muy difícil acceder al pueblo para comprar y la zona azul estará bien para el comercio», valora Ribas. No obstante, también cree que las tarifas que han puesto, un euro la hora (hasta un máximo de dos) para los no residentes, además de las tarjetas para residentes y comerciantes «deberían ser más económicas», subraya.

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