Un espacio en Ibiza para dar voz a la infancia de Baleares

«La experiencia está siendo muy divertida y, sobre todo, educativa». El comentario lo hace Adrián Miguélez en referencia al I Encuentro Balear de Participación Infantil y Juvenil, que comenzó el sábado y se clausura hoy (por ayer) en el Palacio de Congresos de Santa Eulària. Este alumno del instituto Balàfia, integrante del Consejo de Participación Infantil y Juvenil de su municipio, trabaja con sus compañeros del equipo azul en dar forma a una parte del manifiesto que dentro de un rato darán a conocer al público para cerrar el evento. Han decidido exponer sus propuestas y las conclusiones que han sacado en estas dos jornadas teatralizándolas.

«Unos se están encargando de crear la historia y otros la representarán», explica Blanca Fullana Ruiz. La joven de trece años, residente en Palma, alaba el proyecto promovido por el Ayuntamiento de Santa Eulària con el respaldo de Unicef Comité Balears: «Esto sirve para que los niños tengan voz propia en la comunidad».

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Alma Bustos Lorenzo, una chica de trece años de Santa Eulària, comenta con Fullana algunas de las reflexiones que han hecho durante las dinámicas de trabajo, en la que se ha puesto el foco, sobre todo, en la salud mental, uno de los aspectos a los que está dando prioridad este año Unicef como parte de su trabajo con los menores. Ambas adolescentes coinciden en señalar que más que la pandemia, «es internet» lo que más está influyendo en que aumenten los casos de depresión, ansiedad y otras problemáticas entre la población infantil y juvenil. «Internet lo está arruinando todo», dice una. La otra asiente y añade que «las redes sociales han fastidiado mucho las mentes de los niños». También hablan con Miguélez sobre las soluciones que han propuesto para proteger la salud mental de la población más joven. Inciden en la necesidad de «trabajar la autoestima» y la importancia de «la educación en casa».

Estos tres estudiantes están entre los 53 menores de entre nueve y 16 años que asisten a la primera edición del Encuentro Balear de Participación Infantil y Juvenil. Todos ellos son miembros de consejos de participación infantojuvenil de una docena de localidades, las que en Balears cuentan con la distinción de Ciudad Amiga de la Infancia. En la cita están representadas Palma, Sant Lluís, Santanyí, Felanitx, Inca, Ciutadella, Calvià, los consells de Formentera y Mallorca y las localidades ibicencas de Ibiza, Sant Josep y Santa Eulària. Ésta última «fue la primera de la comunidad en obtener este reconocimiento de Unicef, en 2012», recuerda Lali Guasch, coordinadora del programa ‘Santa Eulària, Ciudad Amiga de la Infancia’ junto a Rus Ortiz.

Además de los menores, en este encuentro se dan cita 26 técnicos de Juventud y Participación, que reciben también formación para aprender, de forma lúdica, nuevas herramientas en su campo de trabajo. Los talleres los imparten cuatro miembros de Los Glayus, una asociación asturiana de dinamización comunitaria con 17 años de experiencia en participación infantojuvenil.

A través de juegos y dinámicas de grupo, los asturianos están ayudando a los jóvenes participantes a buscar las vías más directas, alegres y creativas para hacer llegar su mensaje a los representantes institucionales y a los ciudadanos que acudirán en un rato a la clausura del evento para escuchar su manifiesto. «La experiencia está siendo muy gratificante y enriquecedora», asegura Esther Giménez, una de las doce monitoras de ocio y tiempo libre de Ibiza que están dando soporte a Los Glayus.

Muy pendiente de todo lo que está aconteciendo en el Palacio de Congresos este fin de semana está la presidenta de Unicef Comité Balears, Mercedes del Pozo, que en estos momentos conversa animadamente con la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, «muy orgullosa» de acoger la primera edición de un evento que las dos confían en que tenga continuidad. Hablan de los objetivos de la cita que, recuerdan, en principio estaba programada para 2020, aunque la pandemia obligó a posponerla. «La iniciativa persigue que los chicos compartan vivencias, se diviertan y reflexionen sobre la salud mental y los motivos por los que para ellos es importante la participación», apunta Del Pozo. Otro de los fines primordiales, añade, «es dar pasos para crear un órgano autonómico de participación infantojuvenil».

Poco antes de la una de la tarde comienza la clausura con la intervención de los niños y jóvenes participantes, que a través del teatro y el rap hacen que sus propuestas lleguen con más fuerza al público. Lo que piden está muy claro: sobre todo, más empatía y tolerancia y más medios e implicación para atender los problemas de salud mental. Antes de despedirse resumen sus peticiones a través de la lectura de un escrito: «Recomendamos a los adultos que se pongan en nuestra piel, que dejen de compararnos con los demás y que no minimicen nuestros problemas». También reclaman, entre otras cosas, más psicólogos gratuitos y más educación emocional en los centros educativos. Además, hacen sugerencias para el futuro Consejo Autonómico de Participación Infantil y Juvenil: «Debería reunirse semestralmente, contar con representación de todos los municipios de las Balears y disponer de una página web abierta a todo el mundo».

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