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Imagen de archivo de la presentación en la sede de Actef del proyecto ‘Altes capacitats: Dones i al·lotes visibles’. | J.A. RIERA

Bienestar Social

Actef, en Ibiza: «No podemos dejar que se desperdicie el potencial de las mujeres con altas capacidades»

Un estudio de la asociación pitiusa realizado entre sus asociadas pone en evidencia que hay un gran número de niñas y jóvenes con ACI que «no han sido identificadas ni por la escuela ni por la asociación ni por su familia»

«La posibilidades de que en una familia con un hijo varón diagnosticado con Alta Capacidad Intelectual (ACI) haya también hermanas no identificadas que tengan ACI son muy elevadas». Así lo demuestra por lo menos el estudio realizado sobre la materia por la Associació d’Altes Capacitats i Talents d’Eivissa i Formentera (Actef), que salió publicado a finales de diciembre en el número 17 de la revista científica internacional Talincrea. El objetivo de esta iniciativa era «conocer si hay niñas y jóvenes en la entidad que están sin valorar».

Como apunta la presidenta de la asociación, Núria Vilalta, lo que Actef hizo «es más bien un sondeo» porque la muestra que se tomó es muy pequeña. En el proyecto participaron catorce niñas y jóvenes de entre seis y 18 años no valoradas hasta entonces de ACI y que pertenecen a doce familias de la agrupación con hijos varones previamente identificados de Alta Capacidad Intelectual. «Para este estudio solo hemos tenido en cuenta a las hermanas mayores porque presuponemos que las pequeñas son mas susceptibles de ser identificadas en los colegios», puntualiza Vilalta. Es ella la que dirigió el trabajo, ejecutado por Elena Ribas Leier y Sandra Pedroso Martín, pedagoga y psicóloga de la asociación. Además, ha colaborado Esperanza Marquès, que se encargó, como ella misma detalla, de «la corrección del documento».

Para este estudio, el equipo de Actef realizó a las niñas y adolescentes seleccionadas una batería de pruebas durante cuatro sesiones para determinar si tenían altas capacidades intelectuales. Los resultados fueron «los esperados»: «Diez de las catorce participantes, es decir, el 71,4%, tuvieron un diagnóstico positivo en AACCII». De ellas, se determinó que el 80% están dotadas de talentos (la mitad, talento creativo) y el 20% de superdotación intelectual.

Otro dato relevante del estudio es que «en el 71,4% de las jóvenes que pasaron las pruebas emocionales se detectó una inadaptación general en los ámbitos escolares, personales, familiares y sociales». «La forma de pensar y los intereses de alguien con ACI son diferentes a los de la mayoría y eso hace en algunos casos que les cueste relacionarse y adaptarse. El problema en el caso de las niñas es que son muy perfeccionistas y esa autoexigencia al final puede provocarles frustración», comenta al respecto la presidenta de Actef.

Detección temprana

Asimismo, este trabajo arroja otro resultado significativo, el de que «el 92,9% de las participantes no se había sometido hasta entonces a ninguna prueba de inteligencia». Y es que, como señala Vilalta, «es más fácil identificar a un chico con altas capacidades que a una chica». «En los primeros años se puede detectar más rápido, pero a medida que crecen, a partir de cuarto o quinto de Primaria, las niñas con altas capacidades intentan pasar desapercibidas y mimetizarse con el entorno para encajar con el rol femenino que todavía impera en la sociedad actual», afirma.

Como insiste Actef en el estudio, «es muy importante la identificación temprana de las altas capacidades intelectuales, pero es crucial en el caso de las niñas ya que a lo largo de su socialización disminuye su detección». «Es importante valorar a estas estudiantes cuando son pequeñas para poder atender correctamente sus necesidades y evitar un probable daño neuronal por la no utilización de su potencial», sostiene.

La entidad argumenta que las niñas y jóvenes con ACI que no están valoradas «no tienen las mismas oportunidades que sus iguales varones identificados» porque no reciben «la respuesta educativa adecuada y específica para el desarrollo máximo de sus cualidades». Tampoco pueden acceder «a las ayudas económicas por ser parte del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo», ni pueden beneficiarse de acciones formativas específicas para alumnado con AACCII, como Mentoriment. Los datos que aporta Actef sobre la proporción de alumnado masculino y femenino que participa en este programa de enriquecimiento extracurricular de la Universitat de les Illes Balears (UIB) lo dicen todo. En la edición 2021-2022 de Mentoriment solo el 37,3% eran chicas.

Vilalta insiste en que para poder visibilizar a las estudiantes con AACCII es fundamental que el Protocolo de identificación y evaluación del alumnado de altas capacidades intelectuales en centros escolares creado por la UIB sea obligatorio, porque es «la única manera de hacer una búsqueda proactiva». «Ahora mismo el protocolo es voluntario y su aplicación en los centros de Ibiza es prácticamente residual», lamenta la presidenta de Actef. Vilalta señala que «es fundamental que todo el sistema que rodea al niño o a la niña con ACI se involucre y trabaje por su bienestar». «No podemos dejar que se desperdicie el potencial de las mujeres y los hombres con altas capacidades», concluye.

Tras este estudio, Actef ha puesto en marcha otro de iguales características en el que participan las madres de las familias seleccionadas para el primero. Los dos trabajos se enmarcan dentro del proyecto ‘Altes capacitats: Dones i al·lotes visibles’ de Actef, financiado por el Institut Balear de la Dona.

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