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Cementerios

Todos los Santos en Ibiza: Flores para ‘Guillemeta’

Un vecino de Vila se encarga cada año de decorar la tumba de una amiga de su madre que falleció en soledad en 1968, para la que él mismo esculpió una virgen

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Día de Todos los Santos en Ibiza y Formentera: cementerios de las islas

En la lápida de María Boned , Guillemeta, solo consta, junto a su nombre, la fecha de su defunción: 6 de noviembre de 1968. Murió sola, sin familia, pero nunca le faltan unas flores para honrar su memoria en el día de Todos los Santos.

«Mi madre era su única amiga y siempre venía por casa, en sa Penya. Un día, nos entregó un sobre con 10.000 pesetas y nos pidió que no quería acabar dentro de un nicho, sino enterrada en el suelo», recuerda Joan Juan Juan [«Joan al cubo», como le gusta bromear»].

Guillemeta era de Dalt Vila. La familia de su amiga no contaba con mucha más información de su pasado y desconocía la fecha de su nacimiento. Tras su muerte, Juan, que entonces tenía 35 años, se hizo cargo de una tumba digna con el dinero que les legó.

Escultura funeraria

Encargó la tumba de piedra blanca que reposa en la fosa común del camposanto de ses Figueretes. Más tarde, él mismo esculpió una virgen para realzar el conjunto. Aunque no se considera escultor («soy aprendiz de todo y maestro de nada»), también es autor de la escultura de una Mare de Déu de les Neus, de un metro de altura, que decora una de las salas de la Residencia Reina Sofía.

Ahora, 54 años después de su deceso, Juan se encarga de que a la amiga de su madre no le falte alguien que la recuerde. Recorta el tallo de los claveles, uno a uno, y los coloca con esmero en un jarrón. Completa la decoración con una rama de mata.

Tampoco falta una vela bajo el ‘María Boned Boned, Guillemeta’ cincelado en la tumba. Como todos los días de Tots Sants, Juan cumple con este compromiso tras visitar y decorar el nicho de sus padres, también en el Cementiri Vell de Vila.

Este año, además, también ha querido recordar a su antiguo jefe y honrarlo con un espelma en su nicho. «Él solo tenía un hijo», detalla.

Mientras Juan sigue recortando los claveles, empiezan a sonar unas notas del himno de España desde el otro extremo del cementerio. Se trata del tradicional homenaje que se lleva a cabo en la cripta militar y que este año rinden cinco miembros de la Asociación de Militares Veteranos de Ibiza y Formentera, fundada en 2017.

«Normalmente suelen acudir el teniente coronel de la residencia militar, el comandante naval y el comandante de la Guardia Civil, pero este año no han podido venir», precisa el vicepresidente de esta entidad, Jaume Comas.

Accesos a Cas Mut

En el Cementiri Vell de Vila se vive un constante hormigueo de personas durante toda la mañana, aunque en mucha menor medida que las riadas de gente que van llegando hasta el Cementiri Nou, en Cas Mut, donde, incluso, el Ayuntamiento ha puesto en marcha un autobús. También ha tenido que movilizar a varios operarios para regular el acceso de los vehículos. En este camposanto, se puede llegar en coche a a los pies de los miles de nichos que se reparten sobre la colina.

La imagen más emotiva

En cambio, en los cementerios de las parroquias más pequeñas de la isla reina un apacible recogimiento. Es el caso de Sant Francesc, que también da servicio a la vecina localidad de Sant Jordi. De allí eran los padres de Juanjo Cardona, a los que perdió demasiado joven.

Juanjo Cardona con sus hijos, Izan y Dylan J.A.C.

Solo tenía 27 años cuando faltó su padre, en 2007. Solo cinco después, en 2013, fallecía su madre. Cardona visita el nicho donde reposan ambos acompañado de sus hijos, Izan, de seis años, y Dylan, de cuatro. «Es la primera vez que los traigo», detalla.

Nada más agacharse para contemplar la lápida para señalar a los pequeños las fotos de sus abuelos, Cardona rompe a llorar. «Me emociono cada año, aún los tengo muy presentes».

La Colla de l’Horta

El cementerio parroquial de Jesús es de los de menor extensión, con una superficie similar a la cuarta parte de un campo de fútbol. Apenas hay nichos y predominan las tumbas. En una de ellas reposan los abuelos maternos de Nieves y Carmen Rosselló, Juan Torres Planells y Josefa Riera Ramón. También está enterrado en la misma sepultura uno de los hijos del matrimonio, Vicente Torres Riera.

Como cada año, estas dos hermanas se encargan de que no falten unos ramos en recuerdo de sus familiares. Sus abuelos paternos están enterrados en Sant Jordi, donde una tía de ellas lleva las flores.

Las hermanas están solas dentro del cementerio hasta que entra una joven pareja. Son Edith Escandell, de 23 años, y Gorka Darder, de 20. Gracias a su juventud, aún no han perdido a ningún familiar, pero vienen a ver sepulcros de los que no llegaron a conocer: ella a los abuelos de su padre y él a un primo.

Escandell y Marí forman parte de la Colla de l’Horta y han aprovechado que la agrupación folclórica celebra el aniversario de su fundación en la plaza de la iglesia para visitar el camposanto. Este año, la agrupación folclórica cumple 44 años y preparan una frita de porc para unos 300 comensales, según detalla su presidente, Vicent Escandell.

Elaboración de 'panellets' para la fiesta de la Colla de l'Horta. J.A.C.

No van a faltar el resto de especialidades gastronómicas propias de Tots Sants, quevan preparando in situ, como los buñuelos y, sobre todo, los panellets. Edu Sánchez y María Riera detallan la receta básica para elaborar estos últimos en casa: se hace una pasta con 250 gramos de azúcar y la misma cantidad de almendra molida, un huevo, la ralladura de un limón y un cuarto de boniato hervido (puede añadirse canela y un chorrito de anís). Tras reposar una noche, se amasa esta pasta, se reboza en huevo y piñones (o almendras) y se hornea entre diez y quince minutos.

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