Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Debate sobre el estado del municipio de Ibiza: ¿cielo o infierno?

Ruiz anuncia la redacción de un nuevo pliego de la contrata de basuras, mientras que el PP promete una auditoria de las contrataciones de personal

Imagen del debate que se celebró en la sala de plenos. A.E.

Si no quieres caldo, dos tazas. Un día después del pleno municipal, los concejales del Ayuntamiento de Ibiza se volvieron a encontrar las caras en un Debate sobre el estado del municipio -remedo modesto del Debate sobre el estado de la nación- que tuvo mucho de déjà vu. No hubo debate sino una serie de soliloquios ajenos los unos a los otros.

Por un lado, los portavoces del equipo de gobierno, encabezados por el alcalde, que dibujaron una imagen angelical de Vila: una urbe en la que sus ciudadanos deberían besar el suelo entre lágrimas, agradecidos por la fortuna de vivir en este rincón privilegiado. Por otro, el discurso de los portavoces de la oposición: una descripción escalofriante solo comparable al Infierno de Dante, en la que las almas en pena gimotean entre sollozos y crujir de dientes.

El mejor de los mundos

En su intervención, el alcalde de la ciudad, Rafa Ruiz, no dio ningún golpe de efecto. Uno de los escasos anuncios fue el de que en 2023 se iniciará la redacción de un nuevo pliego de condiciones de la contrata de basuras: «El actual contrato no puede alargarse más allá de los años de los que le tocan. Recogeremos todas las deficiencias que tiene el pliego actual y que ha demostrado ser insuficiente para la población», en lo que fue un tácito reconocimiento del fracaso de la actual contrata de limpieza.

La otra novedad fue la ampliación de las ayudas a los comerciantes que ya se anunciaron el pasado jueves: «Al medio millón de euros para el comercio afectado por las obras de Isidor Macabich, sesumará otro medio millón para el comercio del resto de la ciudad».

Auditar el infierno

Por su parte, el portavoz del grupo popular y líder de la oposición municipal, José Vicente Marí Bosó, empezó con brío y estrenó latiguillo nuevo: «¿Para qué ha servido esta legislatura? Para nada. ¿Qué han hecho en urbanismo? Nada. ¿Qué han hecho en movilidad? Nada». Poco después, denunció el «clientelismo» del equipo de gobierno: «Esta legislatura a quien le ha servido es al señor Benet y a los amigos de Alfonso Molina. ¿Cuál será la próxima familia socialista agraciada?» , y anunció, en el caso de que el PP gobierne en el año 2023, la «creación de una auditoría de las contrataciones de personal».

Un anuncio que no impresionó demasiado a Ruiz, que replicó con sorna que «en su momento, Marienna Sánchez-Jáuregui ya dijo que iba a hacer una auditoría», y se defendió asegurando que «también hemos contratado a familiares del PP y nunca nos han dicho nada. Si tienen titulación y son buenos trabajadores, los contratamos. Nosotros no miramos el carnet de la gente». Por su parte, el portavoz de Unidas Podemos, Aitor Morrás, se mostró extrañado ante esta propuesta tras la que ve un interés oculto: «¿La Sindicatura de Comptes ya no le sirve? ¿O es que prefiere que se contrate una auditoría en un despacho privado?», y aprovechó el largo currículum de casos de corrupción que han implicado al PP para burlarse de su propuesta: «Honestidad y Partido Popular son un oxímoron», es decir, son dos conceptos incompatibles.

Al margen de sus críticas -irreprochables, ya que el trabajo del líder de la oposición es justamente eso, hacer oposición al gobierno- Marí Bosó no ofreció un modelo de ciudad alternativo, más allá de insistir en la propuesta de bajar impuestos y usar los remanentes. Quizás este trabajo se lo deja a quien será el futuro candidato a la alcaldía por los populares, Rafa Triguero.

Mucha mierda

El discurso del portavoz de Ciudadanos, José Luis Rodríguez Poblador, ahondó en la imagen tenebrosa de la ciudad delectándose, con su característica voz profunda, en los aspectos más escatológicos. Así, repitió en tres frases seguidas la palabra ‘mierda’ acentuando el vibrato en la R: «Mierrrrrda corriendo por el torrente de sa Llavanera», «cuando llueve la ciudad se inunda de mierrrrrda». A lo que añadió que si él gobernara, serían «moscas cojoneras en el Ministerio», enfatizando la J de ‘cojonera’, con el sonido resonando por toda la bóveda de su paladar.

Al margen de eso, Rodríguez coincidió con Marí Bosó en hacer una enmienda a la totalidad de la gestión municipal, que calificó de «fracaso» sin paliativos. Tras su intervención, que llenó de negros nubarrones la sala de plenos, llegó el turno del portavoz de Unidas Podemos, Aitor Morrás, y el cielo volvió a clarear, surgió un arcoíris y los unicornios pacieron plácidamente en las praderas: «La ciudad de Ibiza es ahora más amable y más justa», dijo en el arranque de su intervención.

Morrás fue vehemente en la defensa de su gestión y replicó a Marí Bosó, que le había acusado de haber creado un «lío» con el sector del taxi: «A lo que usted llama ‘crear un lío’, yo le llamo gobernar. Ante un conflicto, ustedes prefieren ponerse perfil, que es lo fácil, yo prefiero defender los intereses de la ciudadanía».

El portavoz del grupo socialista, Pep Tur, defendió la actuación del gobierno municipal -lo noticioso habría sido que hubiera hecho lo contrario- y preguntó a la oposición «qué proyecto tienen, al margen del exabrupto». «En estos siete años de gobierno progresista se han hecho obras de gran calado. Ahora es la necesaria reforma de Isidor Macabich, antes lo fueron la peatonalización de Vara de Rey o el paseo marítimo de ses Figueretes», aseguró.

Pese a todo, no hay que perder la esperanza, ya que los portavoces de todos los partidos reconocieron que tantos los unos como los otros son «buenas personas». Menos mal.

Compartir el artículo

stats